BITACORA

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Tuesday, November 27, 2012


La reforma migratoria implica responsabilidades

Por Rafael Prieto Zartha

 Hay un dicho que dice que “no es bueno ensillar antes de traer las bestias”, es decir celebrar antes de que las cosas se hagan realidad.

No obstante, el panorama se pinta auspicioso para la reforma migratoria integral: los demócratas quedaron con mayoría en el Senado y a escasos votos para negociar con el sector de los republicanos de pensamiento amplio, la aprobación de la ley de legalización de los indocumentados.

Es factible conseguir los 60 sufragantes para evitar que el proyecto de ley sea saboteado, ahora que los senadores republicanos John McCain, Lindsey Graham, Orrin Hatch, Jeff Flake y por supuesto Marco Rubio estarían eventualmente en la jugada.

En la Cámara de Representantes la situación se presenta más de cuesta arriba, pero lograr una votación mayoritaria por la reforma no es imposible.

Hay casi 30 congresistas latinos en la Cámara Baja y al ala intolerante del partido del elefante se le está atribuyendo la derrota del pasado 6 de noviembre.

Los recalcitrantes identificados con el Partido del Té ya no están retozando como hace dos años, porque el gigante dormido del voto hispano despertó y fue determinante en la elección del presidente y de legisladores federales.

Antes de las pasadas elecciones, el número de integrantes del Caucus de Inmigración, donde se reúnen los antiinmigrantes, no llegaban a 100, y en los comicios algunos resultaron defenestrados o se retiraron.

El guarismo mágico de los 218 votos debería ser alcanzable.

El presidente Barack Obama, debería alinear a rajatabla a todos los legisladores demócratas, de ambas cámaras, para que sufraguen a favor de la reforma y su promesa a la comunidad latina no se convierta nuevamente en un merengue a la puerta de una escuela.

La bancada republicana proreforma migratoria integral tendría que conseguir el mayor número de votos de sus copartidarios, para que el crédito de la aprobación de la ley tenga claramente el sello de algo definitorio en lo que intervino el partido, y lograr ampliar su base de electores hispanos conservadores.

 El proyecto de ley tendría que someterse cuanto antes y debe sacarse adelante,  ojalá para en verano del próximo año.

Eso sí, que no vaya a pasar como con la amnistía firmada por Ronald Reagan en 1986, con el respaldo de una Cámara de Representantes de mayoría demócrata, a en la que todas las partes incumplieron.

El gobierno, los políticos, los patronos y los propios indocumentados  fueron cómplices del fracaso de la reforma de los ochenta.

Todos se hicieron de la vista gorda, para no aplicar las sanciones contempladas en la ley.

Los rancheros pusieron el grito en el cielo cuando los agentes del difunto Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) iniciaron las redadas en los campos.

Los políticos abogaron para que sus constituyentes ricos no perdieran las cosechas y dejaran tranquilos a los pizcadores indocumentados. El fenómeno se repitió a lo largo y ancho del país hasta llegar a la situación que tenemos hoy.

En esta ocasión todos tenemos que cumplir y vamos a tragar tragos amargos, si queremos que los 11 millones de indocumentados sean legalizados.

La frontera tendrá que ser sellada, habrá probablemente más agentes, más guardias nacionales (los seis mil de la época de Bush), más aviones “fantasmas” no tripulados y un muro más alto y más largo.

En adelante, los trabajadores tendrán que llegar con visa e inspeccionados en un punto fronterizo o un aeropuerto. Su número tendrá que ser determinado por una junta que analizará el mercado laboral.

Los países exportadores de indocumentados tendrán que evitar el éxodo a cambio de la legalización de sus nacionales. La verificación de documentos para empleo será más estricta y los patrones sujetos a sanciones más severas.

La reforma migratoria implicará responsabilidades.

Tuesday, November 20, 2012


Fue la inmigración, estúpido

 Por Rafael Prieto Zartha

 El exsecretario de Comercio de la administración de George W. Bush, Carlos Gutiérrez, quien asesoró al excandidato republicano Mitt Romney en su fallido intento de llegar a la presidencia, regresó al futuro después de la debacle electoral para su partido el pasado 6 de noviembre.

Hay que recordar que el político cubanoamericano fue el principal escudero del gabinete de Bush para impulsar el proyecto de reforma migratoria integral, que murió el 28 de junio de 2007.

En una epifanía generada por el abrumador rechazo de los votantes latinos a la política antiinmigrante de Romney y la perspectiva de que el partido de los elefantes no vuelva al poder por alienar al electorado hispano, igual que ocurrió con los afroamericanos, Gutiérrez se ha transformado en el nuevo paladín de la reforma migratoria integral y en un defensor a ultranza de la comunidad hispana.

Está acusando a la ultraderecha de su partido de haber causado el desastre, por su intolerancia. Ya anunció la conformación de un Comité de Acción Política, Republicanos por la Reforma Migratoria, con el abogado Charlie Spies, que recaudó millones de dólares para Romney. La diferencia es que esta vez el dinero se usará para apoyar a políticos republicanos que respalden la reforma migratoria y atacar a los que la obstruyan.

Gutiérrez ha recorrido los programas de televisión de política, con un mensaje que se podría equiparar al de la campaña del expresidente Clinton en 1992, con el que logró la presidencia: “es la economía, estúpido”.

Así que: “Fue la inmigración, estúpido”,tendría que ser el lema simple del exsecretario de Comercio, para explicar la derrota de Romney y su ímpetu por la reforma.

Otros republicanos prominentes han reconocido la necesidad de sacar adelante un cambio integral en las leyes migratorias. El excandidato presidencial, John McCain; el senador de Carolina del Sur, Lindsey Graham; el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner; el líder de la mayoría en la Cámara, Eric Cantor; el exgobernador de la Florida, Jeb Bush; y el congresista floridano Marío Díaz-Balart, esntre otros, se han pronunciado por una solución al problema.

Hay algunas cosas básicas que los republicanos tienen que entender para ganarse el corazón de los latinos conservadores, en esta oportunidad que se les presenta.

La mayoría de los hispanos detesta que a los inmigrantes que carecen de estatus migratorio se les llame “ilegales”, prefieren que los identifiquen como“indocumentados”.

Tampoco consideran sensible que a los trabajadores inmigrantes se les defina como “criminales”,si no han cometido delitos que ameriten ese calificativo, que en español, que se asocian con “homicidas”, “ladrones”, “violadores”, “corruptores de menores,“narcotraficantes” o “delincuentes comunes”.

La legalización de los trabajadores sin papeles debe contemplar una vía a la ciudadanía, para no crear una masa de gente residente de segunda clase en el país

A los hijos de indocumentados nacidos en Estados Unidos, que por consiguiente son ciudadanos, no se les debe aplicar el rótulo de “niños ancla”, ni promover quitarles su derecho a ser estadounidenses.

No hay quienes no reconozcan que el inglés es el idioma del país, y que es necesario aprenderlo, pero oficializarlo solo busca conculcar derechos adquiridos para que sectores de la población comprendan asuntos fundamentales, en salud o leyes.

Los soñadores y los trabajadores agrícolas deben ser incluidos en la solución definitiva. Y por favor, no revisitar nunca el concepto de “autodeportación”

Se entiende que las medidas para asegurar las fronteras son necesarias y que tras una legalización, quienes ingresen al país lo tendrán que hacer bajo las normas migratorias, de acuerdo con el mercado laboral.

Entre tanto, un grupo de pastores evangélicos pidió en Washington, que la reforma comience a debatirse 92 días después de la posesión de Obama y yo estoy esperando “los regalos”, que según Romney, me envió el presidente por ser hispano y minoría.

Tuesday, November 13, 2012


Romney se autodeportó de la Casa Blanca

 Por Rafael Prieto Zartha
 
Han pasado los días, pero fue algo inmemorable. Después de vivir una noche cargada de emociones por el subibaja de los resultados de los votos electorales estado por estado, de rojos a azules y viceversa, ya en la madrugada del miércoles 7 de noviembre vino la calma.

La tranquilidad se dio cuando el candidato republicano Mitt Romney reconoció la derrota y posteriormente el presidente Barack Obama pronunció el discurso de victoria de reelección.

Entonces estuve pasando canales, de las cadenas de habla hispana a las angloparlantes, hice el recorrido por CNN en español, Telemundo, Univisión, NTN 24 y de pronto salió en CNN en inglés, Ana Navarro, analista republicana, que trabajó hace cuatro años en la campaña de John McCain, con el comentario más agudo de la madrugada.

“Mitt Romney perdió esta carrera en las primarias. El se autodeportó de la Casa Blanca”,dijo la analista política de origen nicaragüense, como ratificación de algo que los resultados de los comicios hicieron evidente: la retórica antiinmigrante del candidato republicano le costó la presidencia.

La encuesta de Latino Decisions-ImpreMedia y el desglose de sondeos a boca de urna del Centro Hispano Pew, confirman la aseveración de Navarro, los hispanos no deglutieron entera la enchilada de los anuncios en español de la bondad de Romney, y recordaron la insensibilidad del exaspirante presidencial en el tema migratorio y le pasaron la factura votando abrumadoramente por la fórmula demócrata de Obama-Biden.

Latino Decisions-ImpreMedia concluyó que los latinos sufragaron en el universo nacional: 75 por ciento por Obama y 23 por ciento por Romney.

Por parte de los hispanos, en los estados en disputa, las cifras fueron avasalladoras a favor del presidente reelecto: 87 por ciento en Colorado, 82 por ciento en Ohio, 80 por ciento en Nevada, 72 por ciento en Carolina del Norte, 66 por ciento en Virginia, 58 por ciento en Florida. En otros estados, la preferencia del voto latino por el presidente fue también arrolladora: en Massachusetts, donde Romney fue gobernador y tenía su sede de campaña la diferencia fue de 89 por ciento en pro del presidente, contra 9 por ciento para del empresario multimillonario. En California Obama ganó 78 por ciento, en Texas 70 por ciento y en Nuevo México 77 por ciento.

El análisis de las cifras de la encuesta de salida de precintos de CNN por parte del Centro Hispano Pew señaló que el respaldo de los votantes hispanos para el presidente Obama en el ámbito nacional fue de 71 por ciento contra 27 por ciento a favor de Romney.

El sondeo concluyó que 77 por ciento de los votantes latinos favorecen la legalización de los indocumentados y el 18 por ciento se pro de su deportación.

La encuesta de Latino Decisions-ImpreMedia indicó que para los votantes hispanos de Arizona y Carolina del Norte el tópico más importante es inmigración.

En Carolina del Norte, donde yo vivo, 50 por ciento de los electores latinos se pronunciaron por el tema migratorio como el más trascendental.

En 2008, Obama ganó el estado por 14 mil votos, pero esta vez lo perdió por 96 mil. Yo estaba confiado en que la movilización en las zonas urbanas y el voto temprano impulsarían al presidente a ganarlo, pero pudieron más los prejuicios contra el mandatario y los inmigrantes.

La administradora de la gasolinera, donde pongo combustible, todavía cree que Obama es musulmán y nació en Kenia. La cajera del supermercado donde compro los víveres sostiene que a los jóvenes indocumentados los dejan estudiar gratis en los colegios comunitarios del estado, cuando en realidad tienen que pagar matrículas como si fueran foráneos. Un vecino había colocado una calcomanía en su auto, en la que aparecía un niño haciendo pipí y el pozo llevaba un nombre: Obama.

Menos mal que algunos republicanos sí han entendido a lección, han llegado a un estado de sensatez, y ya están hablando de atraer el voto hispano y de la necesidad de aprobar una reforma migratoria integral.

Tuesday, November 6, 2012


El último jalón

 Por Rafael Prieto Zartha

 Inesperada fue la aparición desgraciada de Sandy, ese monstruo, que en los últimos días de octubre, dejó una estela de muerte y destrucción en el Noreste del país.

El huracán, degradado a tormenta, provocó, además del saldo fatal en vidas humanas, zonas urbanas y rurales inundadas, viviendas destruidas e incendiadas, millones de hogares y negocios sin energía eléctrica, y daños a la infraestructura de metrópolis y pueblos costeros.

Sandy puso de rodillas a 15 estados y al Distrito de Columbia, generando emergencias en al menos una planta nuclear y en una zona de Maryland que quedó cubierta de aguas fecales, al impactarse una procesadora de desechos residuales.

Hace más de dos décadas viví en la capital del mundo, la vibrante Nueva York, de la que tengo recuerdos imborrables.

Tras ver por la televisión: los túneles anegados, las estaciones del metro cubiertas de agua, el aislamiento aéreo, las evacuaciones de los hospitales, y los barrios en llamas, en la noche en plena actividad de Sandy, leí en Facebook, mensajes de amigos y parientes radicados en la zona de la Gran Manzana que me conmocionaron.

“Sandy me ha mantenido en la oscuridad por cerca de una hora... No puedo decir que no es como estar desconectado del resto de la humanidad”, escribió, mi amigo Miguel Pérez, excolumnista del New York Daily News y del Bergen Record.

“En esta área de Teaneck, NJ, se cortó hasta la electricidad que proveía el Hotel Marriot con su propia planta”, contó Víctor Javier Solano, mi excompañero, expresentador de CBS Telenoticias

Y Memes La Rotta, una parienta querida, del pueblo colombiano de Paipa, de donde yo soy, describió la situación con evidente preocupación: “¡Da miedo mirar por la ventana! ¡Los vientos están enfurecidos! ¡OMG!.

Yo, que sobreviví terremotos en Los Ángeles, huracanes en Miami y una tenebrosa y larga tormenta de nieve en Washington DC, confié en que nada malo le podría pasar a los míos en Nueva York.

Igualmente he pensado que mis amigos de las montañas de Carolina del Norte, también saldrán avantes de la nevada provocada por el choque de Sandy con frentes fríos.

Antes de que Sandy empezara a causar estragos en el Norte, el presidente Barack Obama suspendió campaña y se afincó en la Casa Blanca, para apersonarse de la situación como mandatario de la nación.

Para aminorar los efectos de la ausencia del fragor electoral, Mitt Romney, transformó un evento de campaña en un acto de recaudación de vituallas y enseres para los damnificados por el fenómeno atmosférico.

No sería sincero si no confieso que al ver la destrucción de los puentes, de los diques, de los muelles, de las autopistas, no pensé en el tema electoral, que es inevitable, aún en medio de la tragedia.

Las proyecciones de los daños causados por Sandy varían en la cifras, pero todas apuntan a que el saldo será de miles de millones.

La firma EQUECAT, que se especializa en asesorías económicas debido a catástrofes, señaló que el impacto económico podría llegar a los 20 billones de dólares (en inglés).

Siempre he creído que es correcta la vía escogida por el presidente Obama de estimular la economía al dar trabajos en la reconstrucción de la infraestructura de la nación.

Eso fue lo que hizo Franklin Delano Roosevelt para sacar al país de la Gran Depresión en la década de los treinta del siglo pasado.

No es dándole gabelas a los ricos como se solucionan los problemas del país. No es dándoles estímulos económicos para que terminen enviando sus empresas y los empleos a China, o destruyendo corporaciones para luego revenderlas u ocultando millones de dólares en paraísos financieros del Caribe.

Las elecciones son el próximo martes 6 de noviembre y hay que echar el último jalón. Los que puedan deberían votar anticipadamente.

Necesitamos en la Casa Blanca, a alguien que de verdad, tenga por principios la concepción de reparar lo destruido por Sandy.