BITACORA

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Tuesday, December 18, 2012


El debate de la venta de armas de fuego 2

 

Por Rafael Prieto Zartha

 

Hace menos de seis meses, el viernes 20 de julio, un nerdo solitario entró a un cine de Aurora, Colorado, donde mató a tiros a 12 personas y dejó heridas a 58, en el estreno de una película de Batman.

El pasado viernes 14 de diciembre, otro solitario, Adam Lanza cometió otro acto inexplicable, que rompe todos los esquemas. Después de matar a su madre, ingresó a la Escuela Elemental, Sandy Hook, de Newtown, Connecticut, donde roció a tiros  a angelitos de 6 y 7 años. El saldo: 20 menores muertos y seis adultos.

Cuando ocurrió el incidente en Colorado, escribí una columna de la que reproduzco una gran porción, por su vigencia.

No creo que los padres de la patria tuvieran la intención de promulgar la Segunda Enmienda a la Constitución, con el propósito de que los habitantes del país pudieran adquirir, como si fuesen caramelos, los sofisticados rifles de asalto del Siglo 21 con los que se cometen espantosas masacres.

La Segunda Enmienda fue propuesta en 1789 durante el Primer Congreso, reunido en Nueva York, y proclamada en el 15 de diciembre de 1791, en el Segundo Congreso, que tuvo como sede a Filadelfia, donde se aprobó la Carta de Derechos, que corresponde a las 10 primeras enmiendas a la Constitución. Para ese tiempo, el país comenzaba a vivir la paz, después de haber experimentado una cruenta guerra de independencia, que duró ocho años, entre 1775 y 1783, en la que los revolucionarios de las primeras 13 colonias derrotaron al Imperio Británico. El alzamiento contra los ingleses había sido protagonizado primordialmente por milicias de campesinos, que antes y después de las hostilidades, utilizaban sus armas de fuego para cazar animales para su sustento y defenderse de las bestias salvajes. Las armas de fuego que se usaban en la época eran mosquetes que se alimentaban con cargas de pólvora, con las que solo se podía hacer un disparo a la vez. Los soldados más avezados apenas lograban hacer tres disparos por minuto.

El concepto de que el pueblo tuviera armas de fuego tenía un razonamiento de parte de los padres de la patria: que en cualquier momento los ingleses podrían regresar a recuperar el territorio. Y esa premonición se hizo realidad en 1812, en un conflicto que duró dos años, en el que los británicos redujeron a cenizas a Washington, la recién estrenada capital estadounidense.

Pero ningún padre de la patria vio funcionar un rifle de asalto con capacidad de hacer 60 disparos por minuto, al adaptarle un magazín especial. Para cazar un venado no se requiere un arma que lanza tal cantidad de proyectiles en tan corto lapso de tiempo.

De acuerdo con el diario Philadelphia Daily News, el país ha vivido desde 2007, por lo menos 20 matanzas significativas con armas de fuego.

Apenas el 30 de junio, un individuo hizo disparos contra un café en el distrito universitario de Seattle, en el estado de Washington, asesinando a 5 personas.

El 8 de enero de 2011, en un centro comercial de Tucson, en Arizona, un hombre provocó la muerte de 6 personas y lesiones a 13, entre ellas a la excongresista Gabrielle Giffords.

En 16 de abril de 2007, un estudiante abrió fuego en la Universidad de Virginia Tech, en Blacksburg, matando a 32 personas e hiriendo a 17.

El 20 de abril de 1999, en Littleton, Colorado, dos alumnos de la Escuela Secundaria Columbine, asesinaron a 12 de sus compañeros y a un maestro, además de dejar decenas de lesionados.

Dos días antes de la matanza en Newtown, en Portland, Oregón, otro solitario disparó en un centro comercial, asesinando a dos personas.

En el debate público ha quedado nuevamente la facilidad de adquisición de las armas de fuego. Como dije antes: no creo que las armas no sean necesarias, si uno tiene que proteger la vida ante la amenaza de un criminal bruto, pero las masacres ponen en tela de juicio su utilidad real. No hay que temerle a la Asociación Nacional del Rifle (NRA) y reglamentar el porte con sensatez.

Tuesday, December 11, 2012


La muerte del Comité Selecto en Inmigración

 

Por Rafael Prieto Zartha

 

En Carolina del Norte se disolvió el pasado jueves 6 de diciembre el Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre el Papel del Estado en la Política de Inmigración.

En la sesión más breve, de las cinco que sostuvo en el año que operó, simplemente se leyó una cuartilla y un cuarto de sus conclusiones y recomendaciones, que reflejan que el problema migratorio debe ser abordado con más sensatez, que con el hígado recalcitrante de los antiinmigrantes.

También mostró que la realidad del nuevo panorama político, tras las elecciones de noviembre pasado, hace obrar milagros.

Terminó la sesión y el representante Frank Iler, quien presidió el Comité, y que en octubre de 2011 había prometido medidas radicales contra los “ilegales”, se sentó a escuchar la propuesta del grupo Jesus Ministry de Charlotte, para explorar la posibilidad de otorgar licencias de manejo a los indocumentados.

Parecía el mundo al revés, como si en un año se le hubiera dado vuelta a la tortilla.

Con paciencia, Iler oyó los argumentos de la dirigente Maudia Meléndez, sobre la necesidad de dar permisos de conducir a quienes no tienen papeles, de los beneficios económicos para el estado: más de cien millones de dólares; y de las restricciones para que gente de otros estados no se aprovechen de la situación, por ejemplo presentar la declaración de tributación de impuestos en Carolina del Norte y las planillas federales.

Además, el requisito de que los aplicantes pasen una prueba de antecedentes criminales con el FBI.

Lo cierto es que en diciembre de 2011, cuando se efectuó la primera sesión del finado comité, un encuentro como el de Iler con Jesus Ministry y sus pastores evangélicos era impensable.

Iler se había pronunciado como el paladín de “no darle la bienvenida a los ilegales a Carolina del Norte”.

El representante había sido copatrocinador de los proyectos de ley para prohibir que los estudiantes indocumentados pudieran ingresar a los colegios comunitarios y las universidades del estado, y eliminar la matrícula consular mexicana como una de las identificaciones aceptadas en Carolina del Norte.

El legislador había señalado que el comité debía buscar la forma de aplicar leyes que ya se habían propuesto en otros estados del país contra los “ilegales”.

Lo que se preveía era la implantación de un monstruo de ley en Carolina del Norte, tipo Arizona, con los agregados de las leyes de Alabama, Georgia y Carolina del Sur.

Comenzaron las sesiones del comité, el 7 de diciembre del año pasado, con la intervención de los alguaciles más duros de Carolina del Norte, en el edificio de la Legislatura en Raleigh: Terry Johnson, del condado de Alamance y Sam Page, del condado de Rockingham.

Page pronunció la frase famosa: “Usted tiene mayores posibilidades de que lo parta un rayo que ser deportado, siendo un inmigrante ilegal en este estado y en este país”.

A esta perla, dicha cuando del país habían expulsado un millón de indocumentados desde 2008, se agregaron cifras cocinadas por las organizaciones antiinmigrantes para mostrar a los indocumentados como una carga.

Pero vinieron las sesiones de enero, febrero y marzo, y las cargas se ajustaron, cuando los legisladores de Carolina del Norte aprendieron que los indocumentados tienen prohibido solicitar todo tipo de ayuda federal, por ley. Funcionarios estatales y dirigentes de organizaciones se encargaron de iluminar con evidencias a los representantes.

Incluso vino la osadía de los soñadores de hacerse arrestar en una de las reuniones y transmitir en vivo, por internet, la detención.

Finalmente no hubo ley monstruo para Carolina del Norte y los legisladores recomendaron fundamentalmente que el gobierno federal debe encargarse de resolver el problema migratorio. Un triunfo para los inmigrantes.

Tuesday, December 4, 2012


Una despedida migratoria vergonzosa

 

Por Rafael Prieto Zartha

 
La despedida en materia de legislación migratoria de los veteranos senadores republicanos salientes Jon Kyl, de Arizona, y Kay Hutchison, de Texas, fue vergonzosa y constituye la respuesta menos indicada y más desafortunada a la votación de los latinos en las recientes elecciones de noviembre.

Pretendiendo congraciarse con los hispanos, los legisladores republicanos decidieron proponer la ley ACHIEVE, como una alternativa al Acta de los Sueños o Dream Act, con la particularidad que no lleva a los soñadores a ser ciudadanos jamás.

Como premio de consolación, Kyl dijo que los soñadores podrían lograr la ciudadanía eventualmente casándose.

Gaby Pacheco, la soñadora que caminó de Miami a Washington DC abogando por la legalización de los estudiantes indocumentados, y que en su recorrido fue desafiada por hasta por el Ku Klux Klan, calificó la propuesta de Kyl y Hutchison, como “insultante”.

No es de extrañar que los dos legisladores no entiendan que a los latinos y mucho menos a los soñadores no se les puede contentar con migajas.

Respecto a inmigración los dos integrantes salientes de la Cámara Alta han demostrado tener una actitud terca e insensible.

Kyl y Hutchison ostentan una calificación de B+, por parte de la organización antiinmigrante NumbersUSA, por su desempeño, en el Capitolio, contra la “inmigración ilegal”.

En 2006, Kyl copatrocinó un proyecto de ley para resolver el problema migratorio, que proponía que los indocumentados salieran del país durante cinco años, y tras el lustro de ausencia se les diera la oportunidad de aplicar para ser residentes o trabajadores huéspedes.

Una visión similar fue expresada por Hutchison en 2007, durante el debate que concluyó con el hundimiento del proyecto de ley de reforma migratoria en el Senado.

Ideas como la ley ACHIEVE, que se vende con el lindo nombre de “asistir a los niños y ayudarlos a mejorar su educación y valor para empleo”, no sirven cuando la intención no es tratar a los beneficiados con respeto.

Crear con los soñadores una subclase de habitantes del país, sin derechos es estúpido, dado que los “dreamers” han crecido entonando el himno y recitando el juramento a la bandera de las barras y las estrellas.

Los republicanos tienen que escuchar al exgobernador de la Florida Jeb Bush y al exsecretario de Comercio, Carlos Gutiérrez, que entienden que extender la mano a la comunidad hispana tiene que ser un acto sincero, sin restricciones y ofreciendo garantías a seres humanos del siglo 21.

Proyectos locos, como el de 2011, de la senadora estatal de Texas, Debbie Riddle, de aplicar una ley para deportar a los indocumentados de su estado, pero exceptuando a las empleadas del servicio doméstico y los jardineros, son ofensivos.

Ese mismo tono injurioso tiene la propuesta ACHIEVE, que podría en últimas perjudicar a dos millones de soñadores.

La reconquista del voto latino conservador no se logra colocando pañitos de agua caliente o curitas sin suficiente adhesivo al problema migratorio, se hace abordando el asunto de forma integral.

Cada vez son más las voces conservadoras que piden una reforma migratoria integral. El Foro Nacional de Inmigración (NIF), ha estado convocando a pastores evangélicos, oficiales policiales, empresarios y expertos en leyes tributarias para que iluminen a las huestes republicanas en pos de la reforma.

En la segunda mitad del Siglo 19, el Gran Viejo Partido (GOP) tuvo la valentía de arriesgarse a favor de los esclavos negros. ¿Por qué no va a tener el mismo coraje de optar por una comunidad, de la cual puede lograr el afecto de un sector considerable?

El camino es sencillo, tiene que aplicar los 12 Pasos para Asegurar Nuestras Fronteras y la Inmigración Legal, esbozados por la organización Somos Republicans de Arizona.