Con Perdue sí que perdimos
Por Rafael Prieto Zartha
Antes de que fuera elegida gobernadora de Carolina del Norte, Beverly Perdue ya le había fallado a inmigrantes hispanos sin estatus migratorio y por ende a los sectores de la comunidad latina que los respaldan.
Fue en agosto de 2008, antes del fragor de la campaña electoral, cuando emitió su lapidario concepto contra los que hoy conocemos como jóvenes soñadores.
“Estoy en contra de permitir que inmigrantes ilegales que nunca podrán trabajar legalmente en Carolina del Norte asistan a los colegios comunitarios” del estado.
Posteriormente, en un día lluvioso, Perdue fue recibida en Charlotte, en la sede del Partido Demócrata, en el centro de la ciudad, por la prensa en español, que la inquirió duramente por su postura antiinmigrante.
Y es que por los mismos días, la entonces vicegobernadora había tenido la audacia de calificar a su contrincante, el republicano Pat McCrory de blando con la inmigración ilegal.
¿McCrory blando? parecía un chiste de mal gusto, dado que en realidad había sido uno de los adalides en contra de los indocumentados, no solo como candidato sino como alcalde de Charlotte.
McCrory fue quien pidió que se reportara el estatus migratorio de los indocumentados víctimas de delitos, después de que un humilde paletero fue asaltado a punta de pistola y cuando denunció el hecho una agente pretendía ponerlo en manos de las autoridades de inmigración.
El exalcalde apoyó la posición de la oficial y durante su campaña hizo envíos de correo en los que tajantemente mostró su posición antiinmigrante.
Pero eso no era suficiente para Perdue.
Sin embargo, por debajo de cuerda supuestamente hubo intercambio de impresiones con líderes demócratas hispanos a los que se dice expresó que habría un propósito de enmienda.
Se llegaron las elecciones del 4 de noviembre y la mayoría de votantes hispanos norcarolinos respaldó la fórmula presidencial de Barack Obama y los aspirantes que estaban bajo el cobijo de su partido.
Obama ganó Carolina del Norte y el Centro de Política de Inmigración (IPC) hizo un análisis que concluyó que el voto hispano había sido fundamental en la victoria del ahora ocupante de la Casa Blanca.
Más de 26,000 sufragantes latinos votaron por el presidente y la diferencia con el senador McCain fue de 14,000.
Perdue tuvo un triunfo aún más apabullante sobre McCrory, incluso ganó en el Condado de Mecklenburg.
Al día siguiente de los comicios, yo en ton de sorna le dije al exalcalde que su derrota por pocos centenares de votos en su patio la habían forjado los votantes latinos en respuesta a su campaña de hiel.
Ya montada en el potro de la gobernación, el desempeño de Perdue había sido pálido con los hispanos.
Una postura muy discreta sobre los temas especiales que aquejan a la comunidad latina y una huidiza respuesta a cualquier pregunta relacionada con inmigración es lo que se ha recibido de Perdue.
Ahora en un momento en el que tenía que sacar la casta por los latinos, que ya son más de 800 mil en el estado, no lo hizo.
Con su firma a favor de establecer el E-Verify, demostró que no le importamos.
Se podrá decir lo que sea pero el fin del E-Verify es hacerle la vida de cuadritos a los indocumentados que trabajan.
Porque en este país sí ha habido gente que trabaje, que no pueda solicitar desempleo o welfare han sido los indocumentados que se radicaron en las últimas dos décadas.
Ojo, que yo desearía que ninguna persona trabajara sin estar autorizada para hacerlo en Estados Unidos, como lo pretenden con el E-Verify pero esa no es la realidad.
Ojalá a Perdue no le toque sugerir que los presidiarios reemplacen a los indocumentados como trabajadores en algunas industrias, como ha ocurrido en otros estados como Georgia y Colorado.
Definitivamente, con Perdue sí que perdimos. Tal como si los latinos hubieran votado por los enemigos en 2008.
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