George Ramos y los Jorge Ramos
Por Rafael Prieto Zartha
Uno de los sueños de mi vida lo truncó la implacable parca que se llevó antes de que nadie lo hubiera previsto a mi amigo el periodista George Ramos, uno de los ganadores del Premio Pulitzer en 1984 por una serie colectiva del diario Los Angeles Times sobre la comunidad latina.
No recuerdo exactamente si Ramos perteneció al reducido grupo que a mediados de la década de los setenta, escribió en una servilleta el deseo de formar la Asociación de Periodistas Chicanos de California (CCNMA), que fue la organización madre de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ).
La noticia de su muerte súbita fue tan grande, que no tuve alma para levantar el teléfono y averiguar con los amigos y colegas de hace 30 años si mi remembranza era correcta o errada.
A George lo prefiero recordar por sus bigotes, su enorme sonrisa, y su voluntad para enseñarle a las nuevas generaciones los secretos de esta maravillosa profesión del periodismo.
Deseo tenerlo en mi mente como a Frank del Olmo, quien también se nos fue muy temprano.
Y quiero recordarlos con la cara de felicidad que teníamos todos en una foto en la que aparecíamos tanto los periodistas latinos del LA Times que ganaron el Pulitzer, como quienes trabajábamos como periodistas para La Opinión en una noche de celebración inolvidable en el centro cultural Plaza de la Raza del Este de Los Angeles.
La última vez que me encontré con George fue a finales de junio en Orlando, durante la convención de la NAHJ en el reino mágico de Disney.
No me atreví a sugerirle que fuera cómplice de una idea que me había rondando durante años, porque un terremoto en la estructura de la NAHJ desvió mi atención y pensé que tendría tiempo de sobra para hacerle posteriormente la propuesta.
Tuve en mi mente realizar un panel en la conferencia anual de la NAHJ con los Jorge Ramos, para que hablaran de sus experiencias periodísticas y que el coordinador de la sesión fuera George.
En la mesa estaría Jorge Ramos, el presentador de Univisión, a quien conocí hace tres décadas recién desempacado de México, cuando era reportero de KMEX Canal 34 y el suscrito, reportero de La Opinión.
Compartiría espacio Jorge Ramos, el presentador del noticiero local de la estación de Telemundo en Nueva York, WNJU Canal 47.
A Jorge de Telemundo, puertorriqueño, lo conocí a finales de la década de los ochenta precisamente en Puerto Rico.
Estaba sentado a lado mío durante una sesión sobre la televisión hispana en Estados Unidos y yo le lancé una pregunta comprometedora a su jefe de la época, Carlos Barba.
Hace dos años me lo volví a encontrar en Puerto Rico y compartimos mesa como panelistas en una sesión sobre el idioma español en Estados Unidos, que coordinó la Academia Norteamericana de la Lengua Española.
El otro Jorge Ramos que hubiera estado presente sería el periodista deportivo uruguayo, que tiene su Banda en ESPN deportes, tanto en radio, como en televisión.
Coincidí con él cuando trabajé para CBS Telenoticias a mediados de los noventa en Miami.
Algunas veces presentaba los segmentos de deportes para el servicio de televisión panregional al que estaban vinculados Iván Kasansew, Omar Fuentes, Hernán Pereyra, Ramón Zayas, Manu Sánchez, Fredy Wiles, Horacio Scagliotti, Enrique De Renzis, Andoni Birruarena, Johani Ponce, Juan Domingo Chacoff y el “Ché” Marcelo.
Con “el relator de las Américas” escasamente crucé palabras, pero igual a los Jorge Ramos, pertenece a esa categoría sin igual de los que llevan ese nombre y están en los medios grandes de este país.
Seguramente George estará escuchándome allá arriba y se reirá de la pilatuna que yo quería hacer.
Es que en el periodismo de Estados Unidos cabe lo de “la importancia de llamarse Jorge Ramos o George Ramos”.
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