La consigna es: "regrésense a su hediondo, sucio y moreno país”
Por Rafael Prieto Zartha
Las frases pintadas en las paredes despidieron desprecio, aversión y hostilidad: “los ilegales roban trabajos”, “inmigración ilegal = Holocausto, terrorismo para su subsistencia”, “se regresan a su hediondo, sucio, moreno país, ahorita”, “remueva (el grafiti) arriesgándose al peligro, nosotros los mataremos”.
Las pintas aparecieron en el último fin de semana de febrero pasado en un vecindario hispano en la ciudad de Greenville, una de las principales de Carolina del Sur, un estado donde se han aprobado medidas severas contra los inmigrantes sin papeles y en cuya Legislatura avanza el proyecto SB 20, que tiene como modelo la ley SB 1070 de Arizona, que criminaliza a los indocumentados.
La preocupación por lo ocurrido se reflejó en los semanarios en español, que se publican en Greenville. El periódico Latino tituló en su portada “Sube clima de odio” y La Nación Hispana presentó el editorial: “Un estado más racista”, escrito por Jo Dell Pickens, quien fue integrante de la Comisión de Asuntos Minoritarios de Carolina del Sur.
El que se amenazara de muerte a quienes se atrevieran a borrar los letreros, se comparara la presencia de indocumentados con el genocidio judío, que se usara la palabra terrorismo, y que una de las pintas se haya hecho en uno de los muros de una iglesia cristiana devela como el debate migratorio se ha salido totalmente de contexto por parte de individuos y agrupaciones extremistas.
El pastor Alex Girón de la Iglesia Plenitud Cristiana contó a los medios de comunicación que es la cuarta ocasión en la que las paredes de su templo han sido objeto de vandalismo con frases ofensivas y que la primera vez fue en 2008. Esta vez la frase fue “váyanse al infierno”.
Pero el rechazo contra los indocumentados en Carolina del Sur no se ha dado solamente desde las sombras de la treintena de agrupaciones racistas, que según el Southern Poverty Law Center, existen en el estado.
Las acciones contra los inmigrantes sin papeles han sido efectuadas por entidades públicas que han oficializado su repudio.
En 2004, tres localidades de la costa surcarolina, Myrtle Beach, Hilton Head y el condado de Beaufort propusieron medidas para impedir que los indocumentados pudieran abrir negocios o industrias.
En 2006, se propuso en Hilton Head revocar las licencias de operación a las empresas que tuvieran trabajadores que carecieran de estatus migratorio.
El verano de 2008, en el Condado de Beaufort, en Carolina del Sur, las autoridades locales estrenaron un acuerdo de cooperación con el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) con la Operación Oleada, que significó una temporada de pavor en la que fueron arrestados 300 indocumentados, que hacinaron la cárcel local.
Dado que en Charleston funciona la sede de la academia de entrenamiento de los agentes de ICE, de allí salen hacia los municipios y condados vecinos los experimentos de nuevos proyectos y operaciones migratorias contra los indocumentados.
Por ejemplo, Carolina del Sur fue uno de los primeros estados donde se aplicó el Programa de Criminales Extranjeros (CAP).
En junio de 2008, el ex gobernador Mark Sanford, famoso por sus intempestivos viajes secretos a Argentina, firmó la Ley de Reforma de Inmigración Ilegal de Carolina del Sur.
Esa ley convirtió a ese estado en el primero del país en prohibir explícitamente el ingreso de estudiantes indocumentados a instituciones de educación superior.
La legislación estableció como delito mayor transportar o dar albergue a los indocumentados.
Ordenó a la División de Orden Público (SLED) realizar un acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) para que los agentes policiales implementen las leyes federales de inmigración.
Autorizó que la Comisión para Asuntos Minoritarios (CMA) opere un número de teléfono gratuito y un sitio de internet las 24 horas del día para denunciar a los que violan las leyes migratorias.
Prohibió las ciudades santuario y determinó que todas las empresas públicas y privadas utilicen el sistema E-Verify para evaluar el estatus migratorio de sus empleados.
Por eso no es extraño, que un informe del Centro Hispano Pew concluyera que población indocumentada de Carolina del Sur hubiera disminuido 21.4 por ciento, de 70,000 en 2007 a 55,000 en 2010.
No obstante, la sorpresa la van a dar los resultados del censo de 2010, que van a indicar que la población hispana en ese estado supera los 203,827 individuos.
De cualquier manera, es el colmo que además de todas las restricciones, se le añada un ambiente de terror a los casi cien mil hispanos que nacieron en el extranjero.
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