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Monday, September 5, 2011

Una asignatura pendiente

Por Rafael Prieto Zartha

La evidencia de que hay agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) que tienen su propia agenda y una opinión muy particular sobre lo que les ordena el presidente Barack Obama, la presentó la corresponsal de Telemundo en Washington, Lori Montenegro.
Montenegro mostró el testimonio de Kelvin y Claudia Ortega, quienes afirmaron que un agente de Inmigración les dijo que la orden administrativa del mandatario sobre deportaciones se trataba de “pura política”, que no iba a pasar nada y las expulsiones del país continuarían como siempre.
La pareja aseveró que el funcionario fue más allá y les espetó que el anuncio de la disposición ejecutiva del presidente se debe a que quiere ganarse el voto hispano dado que “las elecciones se acercan”.
La periodista consultó con un alto portavoz del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) que calificó las supuestas palabras del agente de Inmigración, como algo “inaceptable” y “falso”.
Previamente al encuentro con el oficial migratorio, una virtual deportación de Kelvin Ortega fue frenada cuando agentes de ICE lo bajaron del avión que estaba a punto de repatriarlo a El Salvador.
Por su parte, Cristina Londoño, corresponsal de Telemundo en el Norte de California, reveló el caso de los peruanos Rengifo, padre e hijo, de la ciudad de Concord, a quienes también les fue suspendida una inminente orden de deportación.
No obstante, Arturo Rengifo Jr. le contó a Londoño, lo que un agente de Inmigración le dijo respecto a la nueva política migratoria de Obama: “todavía estamos deportando”, no hay nada nuevo.
Sin embargo, en los dos casos se devela “de facto” que sí existe algo de atención dentro de la agencia federal para las nuevas directrices de la Casa Blanca.
En relación con Carolina del Norte, está el caso de Isidro García, un salvadoreño, que vivía en Charlotte, al que un agente de ICE también sacó del avión antes de que encendiera los motores para trasladarlo desde el aeropuerto georgiano de Atlanta a San Salvador.
Estas acciones enseñan otra cara del gobierno de Obama, muy distinta a la que tenía cuando la directora de asuntos intergubernamentales de la Casa Blanca, Cecilia Muñoz, defendió tajantemente el atroz programa de deportaciones Comunidades Seguras.
En un magro blog en el portal de internet de la presidencia, Muñoz, expaladina de los inmigrantes, afirmó que el programa era “un instrumento poderoso para mantener los recursos del gobierno en materia migratoria donde corresponden”.
Como algunos, Danielle Pascal, quien escribía la columna “Lo Cotidiano” en el semanario charlotense Mi Gente, y favoreció con tenacidad la elección Obama, continúa creyendo en las buenas intenciones del presidente.
Recientemente me dijo que el mandatario ha estado “atado de manos”, refiriéndose al fracaso de su promesa de alcanzar una reforma migratoria integral que legalice a los indocumentados y alivie tanto dolor en los hogares de los inmigrantes, con la expulsión de un millón de sus congéneres.
Yo disiento de Danielle, aunque concordamos en algo irrebatible: que el presidente tiene una asignatura pendiente y nosotros también.

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