BITACORA

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Friday, November 26, 2010

La mentira


Por Rafael Prieto Zartha


Yo era apenas un adolescente imberbe cuando del televisor en blanco y negro salían las notas de una canción mexicana que impactaba a Colombia, con el sello inigualable de la pubertad de las telenovelas mexicanas.

La composición, que hacía las veces del tema de la telenovela La Mentira, era del célebre compositor mexicano Álvaro Carrillo, con una letra apasionante y la voz, si no me equivoco, de Javier Solís:

“Se te olvida que me quieres a pesar de lo que dices pues llevamos en el alma cicatrices Imposibles de borrar. Se te olvida que hasta puedo hacerte mal si me decido pues tu amor lo tengo muy comprometido, pero a fuerzas no será. Y hoy resulta que no soy de la estatura de tu vida y al dejarme casi, casi, se te olvida que hay un pacto entre los dos. Por mi parte te devuelvo tu promesa de adorarme, ni siquiera sientas pena por dejarme, que ese pacto no es con Dios”.

Habría sido esencial que el liderazgo demócrata hubiera vivido mi experiencia con la telenovelística mexicana y su música para entender la insatisfacción de sectores de la comunidad hispana con sus acciones, que hasta ahora han dado al traste con cualquier solución para un problema evidente y solucionable.

Cómo le hubiera sentado de bien a la casi ex presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, entender que era preferible haberse jugado su puesto y los de su bancada por los votantes latinos, que darle gusto a los perros azules, los conservadores demócratas, a los que pertenece el ex futbolista Heath Shuler, el antiinmigrante por excelencia del Partido Demócrata.

Aparte de sus declaraciones de supuesta solidaridad, Pelosi nunca movió realmente un pelo para impulsar la reforma migratoria.

Todo fueron palmaditas en la espalda, como las que recibimos durante dos años de la actual administración presidencial, sin una acción concreta.

Ahora que el Partido Demócrata perdió el control de la Cámara de Representantes, que la mayoría demócrata no es absoluta en el Senado, Pelosi ha dicho que quiere impulsar la legalización de los estudiantes indocumentados.

El líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, a quien los latinos de Nevada le salvaron las barbas en los comicios del 2 de noviembre, ha reiterado que volverá a presentar el proyecto del Dream Act, en la sesión corta de fin de año.

Tarde están moviendo los líderes demócratas el asunto para congraciarse con la comunidad latina, a la que con su indiferencia dejaron al garete de la incertidumbre y a uno de sus sectores más amplios al borde del abismo de la deportación.

Nuevamente tenemos que apostarle al milagro de que por fin en Washington los políticos hagan algo por la población más vulnerable que habita el país.

Y nuevamente los votantes latinos deben tener en cuenta la posición del senador republicano por Texas John Cornyn, quien ya anunció oposición a la legalización de los jóvenes soñadores.

Cornyn ha sido un político que de dientes para afuera ha expresado favorecer a la comunidad hispana y en alguna ocasión se pronunció a favor de una reforma migratoria integral, pero la verdad es que es un individuo que en ese tema ha actuado tan falsamente como una moneda de tres dólares.

Pertenece al mundo del embuste y lo terrible es que haya quienes coman sus cuentos.

A él y a otros legisladores de ambos partidos les caería como anillo al dedo eso que aparece en el Libro de Juan: “Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira”.

Friday, November 19, 2010

El lúgubre destino de las ratas

Por Rafael Prieto Zartha

Para los que creen que la actitud contra los indocumentados carece de tintes de profundo desprecio, en estos días el representante republicano a la Cámara estatal de Tenesí, Curry Todd, espetó una perla imborrable.

Todd comparó a los padres inmigrantes con ratas. Dijo exactamente: “pueden multiplicarse como ratas”, durante una sesión de un comité fiscal en la que se discutían los costos de atención prenatal para los futuros ciudadanos estadounidenses.

Infortunadamente esa es la visión de algunos políticos sobre esa masa de gente que carece de estatus migratorio a la que poco falta para que se le coloque el mote de desechable.

Hace dos años en Charlotte, Carolina del Norte, el comisionado republicano Bill James comparó a los indocumentados con “prostitutas y vendedores de drogas”, en el marco de una discusión sobre si los indocumentados pagan impuestos o no.

En esa ocasión fueron muy pocos los que levantaron su voz de protesta contra esa impertinencia y presiento que la defensa de la población inmigrante se irá esfumando con el tiempo. Me temo que la andanada de ataques va a ser imparable en el futuro inmediato.

Quienes creen que la postura de algunos políticos no contiene dosis de racismo contra los inmigrantes sin papeles está la versión “mejorada” de la ley SB 1070 de Arizona que propone el representante republicano estatal de la Florida, William Snyder, para su estado.

El articulado de su proyecto excluye de ser criminalizados a los canadienses y a los portadores pasaportes de países a los que no se exige que sus ciudadanos tramiten visas.

La lista de países es muy diciente: Alemania, Andorra, Australia, Bélgica, Republica Checa, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Hungría, Inglaterra, Islandia, Irlanda, Italia, Letonia, Liechtenstenstein, Lituania, Luxemburgo, Malta, Mónaco, Nueva Zelanda, Noruega, San Marino, Suecia y Suiza, que claramente son naciones donde prevalece la raza blanca. De Asia figuran en el inventario Corea del Sur, Japón, Singapur y el sultanato de Brunei.

Los ciudadanos de España y Portugal están cobijados por el beneficio de exclusión de visa.

Dos países de Sudamérica que contaban con esa preferencia fueron sacados del programa, que permitía que sus nacionales ingresaran a Estados Unidos con solo presentar el pasaporte, sin tener que pasar por una evaluación detallada de funcionarios consulares: Argentina en 2002 y Uruguay en 2003.

Así que la versión floridana de la ley de Arizona tendrá como objetivo “a los de poncho”: mexicanos, centroamericanos, sudamericanos y caribeños.

El proyecto de Snyder se discutirá en el marco de una Legislatura en la que hay 28 senadores estatales republicanos contra 12 demócratas y 81 representantes estatales republicanos contra 39 demócratas, y un gobernador republicano.

Los resultados de las elecciones del 2 de noviembre anticipan que versiones “mejoradas” de la ley de Arizona puede multiplicarse a estados donde algunos políticos habían expresado interés por imponerla y las dos cámaras quedaron en control republicano con una ventaja significativa de integrantes.

Esto ocurrió en Alabama, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Georgia, Idaho, Indiana, Michigan, Minnesota, Misuri, Ohio, Oklahoma, Pensilvania, Tenesí, Texas y Utah.

Nuevamente quiero reiterar lo que es mi posición en el asunto migratorio: Estados Unidos no tiene porque recibir a todos los pobres del mundo y tiene el derecho como nación soberana de establecer las regulaciones que considere apropiadas.

Abogo por los 11 millones de indocumentados porque tanto los políticos, como los empresarios, como los mismos inmigrantes se hicieron los de la vista gorda y le hicieron trampa a la ley de amnistía de 1986 para su propia conveniencia.

El problema migratorio podría haberse resuelto políticamente, descartando el apego a la “legalidad”, porque lo que hizo Hitler y lo que hace Hugo Chávez tiene el amparo de la “legalidad”.

No creo que todos los demócratas estén libres de culpa de la Apocalipsis que estaremos viviendo en materia migratoria.

Pero eso sí, pueden estar seguros que actuaré con las teclas de mi computadora cuando a los indocumentados les comparen irresponsablemente con ratas, prostitutas o narcotraficantes.

Wednesday, November 10, 2010

Triunfaron los demonios

Por Rafael Prieto Zartha

Después de la tunda horrible que los republicanos le propinaron a los demócratas en las elecciones de medio término del pasado martes 2 de noviembre, me he quedado grogui. La perspectiva de que no habrá reforma migratoria y 11 millones de personas pasarán inexorablemente del actual limbo a la vereda de la deportación me carcome los huesos.

Yo, el optimista sin remedio, me he quedado desolado al reconocer que la ley de inmigración integral se esfumó y que lo mismo pasará con el sueño de la legalización de los estudiantes indocumentados. Me he quedado devastado al ver claramente con mis ojos cansados que no hay ningún rayo de luz al final del túnel.

Lo que habría podido ser una situación plena de parabienes en el umbral de la cosecha, con mayoría demócrata en las dos cámaras y un presidente amarrado por promesas que no cumplió, se pudrió.

El panorama es el infierno, pletórico de sanguijuelas y sabandijas. Finalmente, triunfó el mal sobre el bien. Así pasa cuando el pueblo traga entero y el responsable es él mismo, que no entiende, ni quiere entender las consecuencias, ni mucho menos avizorar el luctuoso futuro.

Esos que hipócritamente se acicalaron como patriotas, vistieron coloridos trajes independentistas, acomodaron en sus cabezas pelucas del estilo de los setenta del siglo XVIII, esos que se apropiaron del título de amotinados del té: ganaron.

Lo peor es que los votantes dejaron que ingresaran en sus hogares con su indumentaria de mansas ovejas y no les importó que lanzaran veneno por sus bocas pútridas. No les importó que dijeran mentiras. No les importó que inventaran verdades a medias. No les importó su oscura relación con el racismo y el odio. No les importó que volvieran añicos la transparencia. No les importó su inestabilidad e irresponsabilidad política.

Los electores justificaron todas las explicaciones de los satanes que demonizaron a los más inermes, a los indefendibles, a los acusados de la ilegalidad, a los convidados de piedra, a esos atados a múltiples falencias innegables, a los esposados por todas las desventajas.

El fantasma de la ley SB 1070 de Arizona multiplicada en varios estados se avecina como realidad, así como el torrente de medidas federales, estatales y locales contra los inmigrantes que viven en las sombras.

No obstante, los comicios dejaron como legado que el corazón prístino de los hispanos salvó al Partido Demócrata de la debacle total en California, Nevada y otros puntos del país.

En el condado de Mecklenburg, donde yo estoy radicado, en Carolina del Norte, seguramente el desglose de la votación arrojará que el sufragio latino contribuyó a que la Junta de Comisionados, el organismo local más poderoso, no cayera en manos de los antiinmigrantes más cerreros.

Lo que apena, lo que aflige, lo que acongoja, lo que abate es el porvenir magro, prodigo de lacerantes espinas y pedruscos afilados.

Aún así, mi ilusión la proyectó en Atlanta, Jerry González, secretario ejecutivo de la Asociación de Funcionarios Latinos Electos de Georgia (GALEO), teniendo como testigo a la periodista de CNN, Inés Ferré, durante un encuentro de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ).

González anticipó, que dadas las terribles circunstancias actuales, brotará un movimiento histórico y valeroso de derechos civiles de los latinos, que eventualmente le dará vuelta a la tortilla. Estoy seguro, en mi abrumador desconsuelo, que su profecía encarna un largo y escabroso trecho de sufrimiento y paciencia, pero que también es viable. Como me dijo en un día iluminado, una venerable mujer con su infinita sapienza: ¡Estamos vivos!

Thursday, November 4, 2010

Somos mansos, pero no mensos

Por Rafael Prieto Zartha

Independientemente de los resultados de las elecciones de este martes 2 de noviembre, la vida para los 11 millones de indocumentados que están radicados en el país continuará marcada por incertidumbre y dolor.

Las autoridades de inmigración proseguirán su tarea de expulsar del país a casi medio millón de inmigrantes al año y los programas de deportaciones 287g y Comunidades Seguras seguirán en pie.

Los antiinmigrantes insistirán en que el cáncer que es la ley SB1070 de Arizona haga metástasis en otros estados y abogarán para que se abrogue la Enmienda 14 de la Constitución, con el objetivo de negarle la ciudadanía a los hijos de los indocumentados.

Habrá quienes se refieran a la necesidad de una reforma migratoria integral, ya bien porque lo creen honestamente, por demagogia o por congraciarse con la comunidad hispana.

La administración del presidente Barack Obama, con menos respaldo en el Capitolio, reiterará que favorece la reforma, pero que necesita votos republicanos.

Los republicanos contestarán con dos voces, unos dirán que Obama no ha hecho lo suficiente para lograr la reforma y los otros ratificarán: ¡Amnistía, nunca!

Este panorama gris sobre el tema migratorio fue el que se vislumbró durante una conferencia regional de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ), que se realizó en Atlanta, antes de los comicios de medio término.

Durante una discusión titulada el Poder del Voto Latino, el representante estatal de Texas, Pete Gallego, soltó una frase palmaria sobre la respuesta que los hispanos deben dar a la indiferencia con la que están siendo tratados por los políticos: “somos mansos, pero no mensos”.

La verdad es que como la comunidad latina es mansa los políticos la tratan como mensa.

Por eso la reforma migratoria no se aprobó en 2007, por eso ya están a punto de pasar dos años de gobierno de Obama y el asunto quedó en nada.

Durante la misma sesión sobre el voto latino, Jerry González, secretario ejecutivo de la Asociación de Funcionarios Latinos Electos de Georgia (GALEO), anticipó que lo que se viene, sin haber reforma, es el desarrollo de un movimiento nacional de derechos civiles de los hispanos.

González pintó a la comunidad inmigrante como una población desvalida y a una comunidad hispana establecida que tiene que hacer valer sus derechos, como lo hicieron los afroamericanos en la década de los sesenta.

Ojalá ese movimiento se constituya y sin miedo cree una atmósfera propicia para resolver el problema migratorio y a la comunidad latina se le respete en todos los ámbitos.

Se trataría de trocar el dicho del representante Gallego y transformarlo en: “no somos mansos, ni mensos”.

Sobre el papel de los medios de comunicación, Juan Carlos López, corresponsal de CNN en Washington, invitó a los periodistas a no tragar entero respecto a las cifras que ofrecen los portavoces oficiales o cómo y quién elabora leyes como la de Arizona.

López cuestionó la forma como el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) presentan las cifras de indocumentados a los que clasifican como criminales.

Igualmente, recordó que la SB 1070 de Arizona fue escrita fuera de ese estado por grupos que están en contra de los inmigrantes.

Mejor dicho, que los periodistas tampoco podemos ser “ni mansos, ni mensos”.