BITACORA

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Tuesday, March 27, 2012

El concierto de los sueños de 11 millones

Por Rafael Prieto Zartha

Hace seis años, en plena primavera florida, Charlotte, la ciudad donde vivo, fue escenario de un evento extraordinario, que quedó imborrable en la mente de la comunidad latina de la ciudad.

El sábado 25 de marzo de 2006, más de 10 mil personas se congregaron en el parque Marshall, para protestar contra el proyecto de ley HR 4437 del congresista republicano James Sensenbrenner, que había sido aprobado en la Cámara de Representantes y que fundamentalmente criminalizaba a los indocumentados, con el aval de una normativa federal.

El día despuntó precioso y graneada la gente llegó al punto de encuentro, en el centro de la llamada Ciudad Reina, de forma organizada, con camisetas blancas, banderas de Estados Unidos en las manos y letreros abogando por una reforma migratoria integral.

En la tarde, en el parque, la multitud reverberó de emoción, con los cánticos del “Sí se puede” y las palabras de una mujer joven de rostro transparente.

Laura Ciudad, quien estaba vinculada a la Coalición Latinoamericana, una organización local de servicio a los hispanos, dijo a los asistentes: “ustedes están haciendo historia”.

Y se hizo historia, la ley Sensenbrenner fue enterrada en el Capitolio, tras las manifestaciones masivas, en las que participaron millones de personas a lo largo y ancho de todo el país.

Pero la ilusión murió, un año y dos meses después, el 28 de junio, al fracasar en el Senado el intento de legalizar a los indocumentados, mediante la ley de inmigración de 2007.

Desde ese tiempo, la presión antiinmigrante paso a paso fue más fuerte, como una epidemia se propagó el programa de deportaciones 297g y nació el de comunidades seguras.

Los antiinmigrantes comenzaron su ofensiva con regulaciones locales para impedir que los indocumentados pudieran tener acceso a vivienda en localidades de Pensilvania y Texas.

Posteriormente, produjeron como enlatadas para los estados las leyes antiinmigrantes que han sido firmadas por los gobernadores de Arizona, Alabama, Carolina del Sur, Georgia y Utah, cuya suerte ahora está en manos de la Corte Suprema de Justicia.

Cerca de la Navidad de 2010, se hundió el Acta de los Sueños, que no pasó por la indolencia de senadores republicanos y demócratas, de los que el Consejo Nacional de La Raza, publicó en periódicos un anuncio con sus fotografías y sus nombres, con la aseveración de que la comunidad no debe olvidar lo que hicieron.

La administración del presidente Barack Obama, que no logró impulsar la reforma migratoria cuando tenía mayoría demócrata en ambas cámaras, tampoco pudo sacar adelante el Dream Act.

Dentro de menos de medio año la atención mundial estará centrada en Charlotte, porque la formalización del proceso de reelección del presidente se hará en la Ciudad Reina, durante la Convención Nacional Demócrata, que concluirá con las luces de los reflectores en el Estadio de las Panteras.

Para los días de la convención se han programado veintenas de fiestas en Charlotte, pero ninguna actividad referente al problema que subsiste para los que no tienen papeles, y han visto sus familias separadas con el volumen de deportaciones.

Algunos dirigentes locales de la comunidad latina han estado cavilando sobre qué hacer para recordarle al presidente, que tiene una cuenta pendiente con los hispanos del país, que es la de cumplir su promesa de campaña de lograr una reforma migratoria integral que legalice a los indocumentados.

Se ha sugerido volver a convocar a la gente en una explanada local, para que nuevamente se movilicen con sus camisetas blancas, sus banderas de Estados Unidos y sus cánticos y letreros ingeniosos.

Lo que quieren es que alguno o algunos de los principales artistas hispanos ¿Maná? ¿Juanes? ¿Shakira? ¿Arjona? se hagan presentes para realizar el concierto de los sueños de 11 millones. ¿Será posible?

Tuesday, March 20, 2012

A Gabino Sánchez se le debe cumplir la promesa

Por Rafael Prieto Zartha

Sosteniendo firmemente en una mano el memorando que John Morton, director del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) firmó en junio del año pasado, con las guías de discreción judicial para establecer prioridades respecto a la deportación de indocumentados, el congresista Luis Gutiérrez se paró en los terrenos exteriores de la Corte de Inmigración de Charlotte, Carolina del Norte, con el propósito de abogar para que se pare la expulsión del país de un padre de familia mexicano.

Lucido como nunca, Gutiérrez espetó que Gabino Sánchez encarna las injusticias de este sistema roto de inmigración que convierte en víctimas a los trabajadores honestos. Sánchez, quien llegó a Estados Unidos siendo menor de edad, tiene una esposa indocumentada y dos hijos nacidos aquí en territorio estadounidense.

Como en el caso del protagonista de la película“Una vida mejor”, que interpretó el actor Demian Bichir, Gabino terminó en proceso de deportación por no poseer licencia de conducir.

Lo único es que la policía de la localidad de Ridgeland, en Carolina del Sur, se ensañó con el mexicano, al que paró en seis ocasiones y la última a la entrada del complejo de casas móviles que habita.

Gabino pagó cumplidamente más de 3 mil dólares en multas y gastos de corte, lo cual hizo que Gutiérrez enfatizara que se trató claramente de un caso de perfil racial. “Lo que sucede es que los policías, ya conocían a Gabino”, apuntó.

El abogado del mexicano, Marty Rosenbluth explicó que si se hubieran seguido las indicaciones del memorando de Morton, Gabino no estaría ad portas de una deportación.

El problema es que los oficiales de ICE consuetudinariamente se hacen de la vista gorda en relación a las órdenes de su jefe.

El memorando de Morton contiene 19 factores a considerar para ejercer la discreción judicial para evitar la deportación de gente que le está haciendo bien al país y para que los deportadores se enfoquen en la expulsión de extranjeros indocumentados criminales.

Entre las consideraciones está la edad en que llegó la persona a Estados Unidos, si alguno de sus familiares está en las fuerzas armadas estadounidenses, si tiene vínculos a la comunidad y aporta al bien común, si tiene hijos ciudadanos, si ha observado un buen comportamiento.

Pero tanto los agentes de ICE, como sus fiscales se pasan por la faja esas directrices.

Tras el memorando, la administración anunció la revisión de 300 mil casos de indocumentados a los que se les podría tener en cuenta para la discreción judicial.

Por eso en diferentes ciudades se están creando comités de las organizaciones de base para verificar si la acción administrativa prometida por el presidente para aliviar tanto dolor, tanta separación familiar se cumple, o es un fuego fatuo, que resulta trucho por la forma como la aplican los funcionarios de menor rango.

En Charlotte, la iniciativa la encabeza Jess George, una pelirroja, pecosa, de ojos verdes, con corazón hispano, que dirige la Coalición Latinoamericana.

Falta saber si los criterios ordenados por Morton, en el memorando, aplican para los programas de deportaciones 287g y Comunidades Seguras.

A Gabino le fijaron una nueva aparición en corte para el 15 de mayo. Si lo deportan, quedarán en entredicho las buenas intenciones del presidente, que recibirían la cachetada de la realidad.

Quejas sobre los “vaqueros de ICE” y sus prácticas fue las que recibió una delegación de la Casa Blanca, en Durham, también en Carolina del Norte, durante un foro, que impulsó la dirigente Andrea Bazán.

Entre las representantes de Washington estaba la abogada Esther Olavarría, quien trabaja ahora para el Departamento de Seguridad Nacional (DHS).

Esther, un sol de persona, luchó denodadamente por la fallida reforma migratoria de 2007 y su desempeño se puede ver en la cinta “El Trato de los Senadores”, que presentó la cadena HBO.

Olavarría, junto a la nieta de César Chávez, Julie Chávez Rodríguez, quien trabaja en la Casa Blanca, escuchó pacientemente los lamentos derivados del más de millón de deportaciones realizadas durante la presidencia de Obama.

Tuesday, March 13, 2012

Defender lo indefendible y la realidad de los números

Por Rafael Prieto Zartha

Para defender lo indefendible algunas personas esgrimen argumentos que pueden tener valor en el debate de las ideas pero que desafortunadamente no cuentan con el soporte de los hechos y los datos reales.
Debido a la crítica que le hice al locutor conservador Rush Limbaugh por los epítetos que usó contra la estudiante de leyes Sandra Fluke y sus calificativos para los indocumentados, hubo lectores que se tomaron el tiempo de dejar sus comentarios en la red virtual.
Positivo que haya existido una reacción y que se cuestione lo que uno escribe, sin embargo, preocupa que se lancen afirmaciones y cifras en público que carecen de precisión.
En el portal de AOL Latino, el internauta identificado como “abrines” escribió: “Acuérdese que fueron los republicanos los que dieron amnistía a doce millones de ilegales... (Ronald) Reagan. ¡Sus amiguitos demócratas lo único que hacen es sacar impuestos a los que trabajan para dárselos a los flojos que miran a la gente ir al trabajo y a mujeres que no les alcanza ni para el pan y siguen teniendo hijos como conejos!”.
“Abrines” tiene razón en que fue el presidente republicano Ronald Reagan el que firmó el Acta de Reforma y Control de Inmigración de 1986, con un Senado de mayoría republicana (53 a 47) y una Cámara de Representantes controlada por los demócratas (253 a 182).
En lo que si hay un error de “abrines” es en aseverar que la legalización se otorgó a 12 millones de individuos, dado que la cifra de beneficiados por la ley de 1986 no alcanzó ni siquiera al guarismo de 3 millones.
El mismo Centro de Estudios de Inmigración (CIS), que se opone a legalización de los indocumentados, registra en sus informes que la cifra de legalizados por el programa de amnistía general fue de 1.7 millones.
A ese dato se tiene que añadir el número de individuos que se acogieron al programa de trabajadores del campo, que fueron 1.3 millones.
Así, que en la afirmación de “abrines” hay un error de 9 millones de individuos, y es importante aclararlo, para que no se confunda el número de amnistiados en 1986, con la cifra de indocumentados que había en el país a mediados de la década pasada, y se forje otro mito inexacto al respecto.
Pero, con lo que menos concuerdo con “abrines” en el campo del debate es que al intentar defender a Limbaugh, quien usó las palabras “prostituta” y “mujerzuela”, para descalificar a Fluke, el mismo compare de forma sexista a algunas mujeres con los conejos.
Por su parte, el internauta autodenominado como “cjoseluiscz”
consignó también en el sitio de AOL: “Este patán de Rafael Prieto, quien debe cómo demócrata sin disimulo odiar a Rush (Limbaugh) con toda su retorcida alma liberal, aprovecha un comentario suyo desafortunado del que ya se disculpó para atacarlo sin piedad”.
El problema con el comentario de “cjoseluiscz” es que Limbaugh lanzó 46 ataques personales, en días diferentes, contra la estudiante de derecho, utilizando “sin piedad” los calificativos más infames y haciendo las sugerencias más retorcidas.
Limbaugh ofreció disculpas, apenas, por ‘’dos palabras’’, que Fluke no merecía por haberse presentado en el Congreso a solicitar que las píldoras anticonceptivas sean cubiertas por los seguros de salud.
La lección para Limbaugh y para todos es que ser una figura pública y vivir de lo que se habla tiene consecuencias.
Ya son 98 anunciantes los que le han comunicado a la cadena Premiere Radio Networks, que sindicaliza el programa de Limbaugh, que se retiran de colocar comerciales en el espacio del comentarista ultraconservador.
En la lista del éxodo de anunciantes de Limbaugh figuran grandes corporaciones como Ford, General Motors, Toyota, Allstate, Geico, Prudential, State Farm, McDonald’s y Subway.
Las mujeres están logrando, lo que los proinmigrantes no intentaron respecto al locutor que ha insultado a los indocumentados con adjetivos de todo calibre.

Tuesday, March 6, 2012

Rush Limbaugh: el precio de la grosería

Por Rafael Prieto Zartha

Todo indica que al locutor conservador de radio, Rush Limbaugh, se le fueron las luces con los comentarios que hizo acerca de la estudiante de leyes de la Universidad de Georgetown, Sandra Fluke, a quien calificó de “prostituta”, después de que la chica acudió al Capitolio para abogar que el gobierno de cobertura a los anticonceptivos que utilizan las mujeres.

Independientemente, de que el debate sobre el uso de la píldora es uno que lleva individualmente a las creencias de cada mujer, lo dicho por Limbaugh ante su vasta audiencia es repugnante.

“¿Qué se puede decir de la universitaria Susan Fluke [sic] que se presenta ante un comité del Congreso y básicamente dice que hay que pagarle por tener sexo? ¿En qué la convierte eso? La convierte en una mujerzuela, ¿no es cierto? La convierte en una prostituta. Quiere que le paguen por tener sexo. Está teniendo tanto sexo que no le alcanza el dinero para pagar los anticonceptivos. Quiere que usted y yo y los contribuyentes le paguemos para que ella tenga sexo”, fue la narrativa de Limbaugh.

Pero, no solo eso, Limbaugh instó a la estudiante de derecho que diera a conocer públicamente vídeos íntimos.

“Si vamos a pagar por sus anticonceptivos, y por tanto pagar para que (Fluke) tenga sexo, queremos algo en contraprestación. Queremos que publique los videos en internet para que todos podamos ver”.

Fluke cursa tercer año de derecho y fue presidenta del grupo Estudiantes de Derecho de Georgetown en Defensa de la Justicia Reproductiva. Su presencia en el Congreso se debió a una invitación a dar su testimonio ante el Comité de Supervisión y Reforma Gubernamental de la Cámara de Representantes.

La condena a las palabras de Limbaugh ha provenido de todos los frentes. Del presidente Barack Obama, que se comunicó con la alumna de leyes para expresarle su solidaridad, de integrantes del Partido Republicano, que usualmente son áulicos de Limbaugh, y principalmente de las mujeres, que indignadas han decidido llamar a un boicot contra el comentarista radial.

Tal parece que la campaña está dando resultado y Limbaugh, ya reculó ofreciendo disculpas a Fluke. Pero esto solo pasó después de que varias corporaciones anunciaron el retiro de los comerciales de los que se sostiene Limbaugh.

Lo que está en juego para el locutor es la terminación de su contrato por 400 millones de dólares, que firmó en 2008 y culmina en 2016.

Limbaugh es la personalidad de la radio con mayor audiencia en el país, lo escuchan de lunes a viernes, durante tres horas del medio día, cada semana, más de 15 millones de personas.

El locutor reconoció una adición a las drogas, pero ha condenado el consumo de narcóticos.

En el tema de inmigración no ha podido ser más displicente y sarcástico.

En los noventa, antes de convertirse en uno de los paladines en contra de los inmigrantes indocumentados, dijo: “déjenles los trabajos que no requieren habilidades especiales, déjenles los tipos de trabajos que no requieren absolutamente ningún conocimiento - dejen que los mexicanos, estúpidos y no preparados, hagan esos trabajos”.

En 2006, Limbaugh llamó a los indocumentados “especies invasoras” y los comparó con “moluscos”. Ese mismo año dijo que “los inmigrantes mexicanos no tenían disposición para el trabajo”, agregando que son un “elemento renegado” y “potencialmente criminal”.

En 2009, falsamente afirmó que los indocumentados iban a estar cubiertos en plan de salud de Obama y en 2010, expresó que los indocumentados eran “un ejército invasor que usa nuestros servicios y toman nuestros trabajos”.

En 2011, preguntó si las autoridades médicas habían publicado alguna vez una historia sobre de los peligros de adquirir enfermedades al acostarse con ilegales.

Dado que el sector proinmigrante no ha intentado callarlo, yo espero que la valentía de las mujeres lo logre.