BITACORA

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Tuesday, September 25, 2012


La algarabía de las barras bravas de Romney

Por Rafael Prieto Zartha

Indiscutible que los candidatos a la presidencia están buscando exposición en los medios de comunicación en español, ahora que la competencia por la Oficina Oval está entrando en la recta final.

El presidente Barack Obama le concedió el honor a la corresponsal de la agencia EFE en la Casa Blanca, María Peña, de dialogar con ella, cuando despegó su campaña durante una visita a Colorado. La cita ocurrió tras el estallido de las protestas en el mundo musulmán contra la absurda película que hace burla del profeta Mahoma.

En esos mismos días, el presentador de Telemundo, José Díaz-Balart, tuvo una entrevista privada con Obama y posteriormente con el aspirante republicano Mitt Romney.

El Gran Encuentro con los Candidatos en Univisión fue el 19 y 20 de septiembre, con la presentación separada del candidato retador el primer día y la del incumbente, que desea la reelección, en el segundo.

Las apariciones en las cadenas en español se dieron después de una agria crítica a la comisión de debates presidenciales, que excluyó en este año a periodistas de las minorías como moderadores de las confrontaciones, que tendrán exposición nacional el 3, 16, y 22 de octubre, desde Denver (Colorado), Hempstead (Nueva York) y Boca Ratón (Florida).

Me dejó lelo la algarabía de los seguidores de Romney en la presentación que realizó en la Universidad de Miami, que se asemejó a la gritería que protagonizan las barras bravas en los estadios de futbol del mundo. El acto no pareció un foro en el que interviene alguien que podría ocupar el cargo más importante de la Tierra, sino una conversación aliñada con el eco estridente de una banda de hooligans.

Yo triné por Twitter y recibí la respuesta que desde el inicio del programa se había advertido que la audiencia estaría compuesta por partidarios del aspirante republicano. Me callé en un silencio permeado por la comprensión, aunque en el fondo me quedó la sensación de que algunos de los asistentes habían trasgredido las normas de decoro, urbanidad, modales y buenas maneras en una ocasión solemne.

Hasta Jorge Ramos resultó abucheado por el público por inquirir al candidato sobre temas incómodos y Romney sonrió diciendo que tenía respaldo.

Lo que no supimos los televidentes es que el candidato republicano recibió ese apoyo indigno de los concurrentes a una gallera, porque su campaña amenazó con posponer la presentación si no se admitía a sus simpatizantes para que llenaran los asientos libres en el anfiteatro.

El destape de lo ocurrido lo hizo el sitio de internet BuzzFeed Politics, con la firma de su periodista McKay Coopins, quien también reveló que el encargado de coordinar los foros por parte de la Universidad de Miami, tiene vínculos con la campaña de Romney.

De ahí el espectáculo mentiroso de que Romney cuenta con el respaldo vocinglero de los latinos por la impresión que causó lo difundido por Univisión nacionalmente. La realidad es que Romney solo recibe 21 por ciento de las preferencias y Obama, 74 por ciento, de acuerdo con el sondeo de ImpreMedia y Latino Decisions.

Y eso que los números se contabilizaron antes de que se revelara el video en que Romney insulta al 47 por ciento de los habitantes del país con el calificativo de “dependientes” y “víctimas”, lo que no puede ser interpretado de otra manera que con el adjetivo de mantenidos, que no pagan impuestos.

Entre los mantenidos, según Romney estarían: jubilados, veteranos de las fuerzas armadas y trabajadores que no califican para aportar al fisco por las disposiciones tributarias federales.

Posteriormente, Romney dio a conocer su declaración de impuestos de 2011, que indica que pagó 14 por ciento de las entradas, que es menos que el aporte promedio de 20 por ciento que tributan los ciudadanos regulares. Para completar, Ann, la esposa del candidato  dijo que tenemos que estar agradecidos con que su marido esté buscando la presidencia.

Y se supo que el padre de Romney, George, solicitó welfare en sus años mozos.

Tuesday, September 18, 2012


Somos republicanos y no lo sabíamos

 Por Rafael Prieto Zartha

 Durante su discurso ante la convención republicana, en Tampa, el pasado 29 de agosto, la gobernadora de Nuevo México, Susana Martínez, contó como se había cambiado del Partido Demócrata al Partido Republicano.

La gobernadora, una de las nuevas estrellas hispanas del Gran Viejo Partido (GOP), narró que sus padres eran demócratas y que ella también lo había sido.

Sin embargo, en medio del dilema de lanzarse a un puesto político en un diálogo con su esposo de pronto tuvo una epifanía: “somos republicanos”, le dijo.

Acababan de sostener una conversación sobre welfare, el tamaño del gobierno, los impuestos para las familias y los pequeños negocios, cuando ocurrió la revelación.

Utilizando la frase “somos republicanos y no lo sabíamos”, como paradigma del discurso de Martínez vino a Charlotte la activista Rachel Campos-Duffy, a promover la campaña presidencial de Mitt Romney.

 Campos-Duffy, quien hizo televisión en la década de los noventa, señaló que le había pasado algo exactamente igual que a Martínez: de venir de una familia demócrata había descubierto que era republicana.

La mujer de 41 años, que tiene seis hijos, afirmó que “somos republicanos y no lo sabíamos” se aplicaba a la comunidad hispana por sus tradiciones y valores.

Campos-Duffy utilizó el lema como caballito de batalla de la campaña latina Juntos con Romney, del exgobernador de Massachusetts,

Además de Campos-Duffy, Juntos con Romney trajo a Charlotte a Craig Romney, el hijo menor del aspirante republicano y al exsecretario de Comercio de la administración del expresidente George W. Bush, Carlos Gutiérrez.

Gutiérrez destapó una carta de la campaña de Romney, sin antecedentes: el candidato republicano conformará una comisión bipartidista para resolver el problema de inmigración de forma permanente.

El exsecretario puntualizó que el exgobernador buscará soluciones que no tendrán un carácter temporal como los dos años de la acción diferida que lanzó el presidente Barack Obama para los soñadores, sino medidas definitivas.

Yo me quedé con la boca abierta, cuando Gutiérrez hizo la develación frente a medio centenar de latinos, que acudieron a la biblioteca pública del sector exclusivo charlotense de South Park.

Después, en un diálogo directo con el exsecretario le pregunté si había logrado cambiar la filosofía de Romney respecto a inmigración, dado que Gutiérrez poco y nada intervino en el diseño de la plataforma republicana en materia migratoria.

Posteriormente, entendí, Romney ha comprendido que su recalcitrante punto de vista migratorio de su campaña, no le ha ganado amigos entre los votantes latinos.

Las encuestas lo muestran rezagado entre los electores hispanos, dado que Obama le lleva una diferencia mucho más amplia que el doble en las preferencias.

Entonces ha llegado el tiempo de enderezar entuertos y hacerse amigo de todos los latinos. El candidato republicano ha programado en estos días, apariciones en la televisión en español y ofrecerá discursos ante audiencias hispanas

Su hijo Craig, presenta al padre como un hombre interesado en resolver los problemas de los latinos y Juntos con Romney lanzó un video por mes de la hispanidad.

Pero el pero es muy grande: ¿Cómo confiar en un candidato que dejó que el peor enemigo de los inmigrantes indocumentados hispanos, Kris Kobach, forjara la plataforma de su partido en inmigración?

¿Fueron una ilusión sus pronunciamientos en contra una reforma migratoria?

Abiertamente, ¿acaso no dijo que se oponía al Acta de los Sueños?

 ¿No fue él quien propuso que los indocumentados se autodeportaran?

El Partido Republicano hundió en diciembre de 2010 el Dream Act, con el concurso de cinco senadores demócratas. Ese no es el mismo Gran Viejo Partido que en el siglo 19 proclamó la liberación de los esclavos. Yo lo tengo muy claro.

Tuesday, September 4, 2012


Fidel Castro en la convención de Charlotte

Por Rafael Prieto Zartha

Flaco favor le hacen a los inmigrantes, los activistas que se aparecen a las manifestaciones en que se aboga por una legalización de los indocumentados con camisetas con el rostro y el nombre del dictador cubano Fidel Castro.
Ocurrió en Charlotte, durante la marcha de protesta previa a la apertura de la Convención Demócrata, en la que los inmigrantes se presentaron con el lema de “sin papeles y sin miedo”, que adornaron con figuras de las preciosas mariposas monarca, que anualmente vuelan de Michoacán a Carolina del Norte, sin que las detecte la Patrulla Fronteriza.
Precisamente, más de media docena de activistas con poleras amarillas y blancas con la cara de Castro se ubicaron detrás de los caminantes de la causa proinmigrante.
Con todo respeto les pregunté acerca del motivo de su indumentaria y la respuesta fue tan dictatorial como las ordenes del octogenario exmandatario oficial cubano.
“Apoyamos a Fidel Castro, a Hugo Chávez y estamos en contra del imperialismo”, me contestó un individuo con acento del Sur de Sudamérica, que no dejó hablar a los demás,
Cuando estaba a punto de argumentarle que era una contradicción que estuvieran disfrutando de una actividad democrática imposible hacer en la Cuba de Castro, simplemente actuando como un matón lumpezco amenazó con golpearme.
 El asunto por fortuna no llegó a mayores, el jefe del grupo, que tenía el cabello arreglado con rizos y una chivera mínima, se fue con sus áulicos para otro lugar del desfile y yo continué observando la marcha.
Entiendo perfectamente que todos tenemos derecho a tener una ideología propia y a expresarla pacíficamente.
Pero esa misma libertad me permite cuestionar a gente que viene aquí a promocionar a un personaje que ha sido enemigo de Estados Unidos, durante medio siglo, ad portas de un evento cívico para designar libremente al candidato presidencial de uno de los dos partidos políticos tradicionales.
No lo entiendo, porque Castro nunca ha permitido elecciones libres en la isla y mucho menos la expresión abierta de oposición a su régimen.
Si se ha perseguido y han organizado actos de repudio contra mujeres indefensas armadas con gladiolos, no me imagino lo que les podría pasar a los señores de las camisetas si se aparecieran en la Plaza de la Revolución de La Habana con ropa que tuviera mensajes en contra de Castro.
La cuenta de asesinatos políticos registrados en los 52 años de dictadura de “Alejandro”, el guerrillero mítico de la embarcación Granma, va en más de 13 mil.
La Revolución Cubana surgió como la aventura romántica de un grupo de barbados que derrocó la dictadura de Fulgencio Batista y que en su camino construiría una nueva sociedad y un hombre nuevo en el Caribe, donde la brisa peina las palmeras.
Lo malo es que el experimento resultó en un fracaso macabro. Las historias de horror de amigos y compañeros de trabajo cubanos que conocí en Los Angeles y Miami, no me dejaron la menor duda que en Cuba ha imperado la opresión y el miedo.
Eso sí, disiento de la premisa de que los cubanos son los únicos que han sufrido, dado que en Latinoamérica cada nación ha vivido su propia angustia, dolor y sangre.
La comunidad hispana de Estados Unidos tiene que hacer un ejercicio de entendimiento en el que se busquen puntos de encuentro y se desdeñen símbolos que ofenden a otros y afectan la convivencia.
Y a los que odian a éste maravilloso país, que no está libre de defectos, les digo que las puertas son angostas para entrar e inmensamente anchas para que se vayan quienes estén aquí a disgusto, entre ellos los que vienen a actuar como delincuentes comunes.
¿Cómo se espera que a los indocumentados se les dé la oportunidad de legalizar su situación migratoria, sí se da la impresión de ir de la mano del enemigo?
En algo positivo, chévere estuvo la cumbia que tocaron los Jornaleros del Norte frente al edificio del Banco de América, cuya arquitectura fue concebida por un hispano sudamericano.