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Tuesday, August 30, 2011

Obama debería despedir a los agentes rebeldes de ICE

Por Rafael Prieto Zartha

Ahora que el gobierno está en el proceso de implementar su nueva política de deportaciones, el presidente Barack Obama debería despedir a los agentes de Inmigración que no siguen sus mandatos.

El año pasado, exactamente el 11 de junio de 2010, el sindicato, que representa a 7,600 oficiales y empleados del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas, emitió un voto unánime de desconfianza contra el director de ICE, John Morton.

“Es el deseo de nuestro sindicato dentro de ICE y de nuestros empleados de separarnos de las acciones del director Morton”, anotó la resolución, agregando que se trataba de un acto público.

De acuerdo con el sindicato, el funcionario había “abandonado” la misión principal de ICE de aplicar las leyes de inmigración y proteger la seguridad pública.

La resolución sostuvo que el ejecutivo de ICE estaba dirigiendo su atención a hacer campaña a favor de políticas relacionadas con la “amnistía” y crear un sistema especial de detención para los extranjeros.

Lo grave es que no hubo reacción alguna de parte de Morton o del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) para frenar la declaración de rebeldía de los representantes de los agentes de ICE.

Y lo peor es que el 26 de julio pasado, Chris Crane, el presidente del sindicato, sometió una declaración ante el Subcomité Judicial de Inmigración de la Cámara de Representantes reiterando lo que dijo hace un año, agregando que el voto de desconfianza nunca se rescindió.

Crane afirmó que siendo Morton, director de la agencia heredera del Servicio de Inmigración y Naturalización (INS), es la primera vez que los agentes migratorios toman vacaciones para realizar piquetes de protesta públicos en contra de las políticas determinadas por sus directivos.

“Es mi esperanza que esos actos sin precedentes a través de la nación hayan enviado un claro y sonoro mensaje de que algo seriamente errado está ocurriendo en ICE, y que las preocupaciones no son simplemente las de un pequeño grupo de empleados descontentos, sino el reflejo del sentir de miles de hombres y mujeres que trabajan en ICE”, aseveró Crane, hace un mes.

Esa fue su respuesta, al memorado de Morton, del 17 de junio pasado en el que instruyó a sus oficiales ejercer discreción judicial al decidir casos de inmigración, para no hacer deportaciones a la topa tolondra, y evitar, por ejemplo, la expulsión de padres de militares que están en Afganistán o Irak o las de mujeres que han denunciado ser víctimas de violencia doméstica.

Hasta ahora, el sitio de internet del sindicato no presenta ninguna reacción a la decisión presidencial de cambiar la política de deportaciones, y suspender la expulsión de indocumentados que no son criminales, pero no tengo la menor duda que no tardará en declarar su soliviantamiento.

El año pasado yo recordaba como en agosto de 1981, el presidente Ronald Reagan despidió de un plumazo a 11,345 integrantes del sindicato de controladores aéreos, dos días después de que se declararon en huelga.

Obama debería poner de patitas en la calle a los que son desleales y no obedecen sus órdenes.

Tuesday, August 23, 2011

19 de agosto: Un día para celebrar

Por Rafael Prieto Zartha

Los funcionarios de inmigración de la administración del presidente Barack Obama recularon y la Casa Blanca comenzó a hacer lo correcto al utilizar su discreción administrativa para evitar que continúe el devastador tsunami indiscriminado de deportaciones que ya superó el millón de expulsados, en su enorme mayoría hispanos.

El anuncio del jueves 18 de agosto de suspender la deportación de indocumentados que no son delincuentes es la primera acción tangible del actual gobierno de cumplirle a la comunidad hispana y de responder con algo real a la promesa ya evaporada de una reforma migratoria integral.

La orden de ir “contra lo peor de lo peor” con las actividades regulares de los agentes del Servicio de Control de Inmigración (ICE) y los programas de deportaciones Comunidades Seguras y 287g, había sido ignorada por los subordinados del director John Morton y sus socios de las agencias policiales locales, que hicieron una festín botando gente inerme del país.

La inmensa mayoría de los deportados por los programas de deportación no fueron asesinos, ladrones, violadores o profesionales del crimen: eso lo muestran las estadísticas del desglose de los tres niveles establecidos por ICE para la priorización de los deportables.

Yo sostengo que las estadísticas de ICE de más de 400 mil indocumentados delincuentes durante la administración de Obama no son transparentes y más bien han sido “cuchareadas” o amañadas para que los periodistas traguen entero y repitan como loros unas cifras que no han investigado, ni tampoco cuestionado.

Los organismos gubernamentales pertinentes y las unidades de periodismo investigativo de los medios de comunicación deberían indagar cómo se llegó a tales números y seleccionar algunos casos para determinar si existe precisión de los guarismos difundidos por ICE o son una farsa.

En los últimos dos años y medio de este país se ha sacado a jóvenes con futuro, madres lactantes, padres de soldados desplegados en Irak y Afganistán, humildes vendedores de mazorcas o paletas y a millares de millares de personas que habían cometido simples infracciones de tráfico y eso tenía que cambiar.

Después de que se hizo el anuncio, en la tarde y la noche del 18 devoré en la red cibernética cuanta información encontré sobre el tópico.

Me dio alegría ver a mi querida Katherine Vargas, del Foro Nacional de Inmigración (NIF), sentada en el “set” de Univisión al lado de Jorge Ramos y María Elena Salinas, explicando los alcances de la medida.

En la mañana del viernes 19 de agosto amanecí con una resaca de felicidad.

Mi tía Clarita me gastó una broma durante el desayuno: “Eso fue que Obama leyó tu columna del millón de razones para no votar por él, se asustó y anunció los cambios”.

Dudo que mi compatriota Luis Miranda, portavoz hispano de la Casa Blanca, se haya leído mi catilinaria, pero es innegable que las acciones de los jóvenes soñadores contra Comunidades Seguras y la tensión en las audiencias contra el programa de deportaciones hicieron reflexionar a los asesores de la Oficina Oval.

De la normativa se podrán beneficiar jóvenes que han estado en la misma situación que Erick Velazquillo, el soñador de Charlotte, al que le suspendieron la deportación, o Carlos Ramírez, a quien la policía del Charlotte acusó erróneamente de robarse una moto y lo puso al borde de la expulsión del país.

Serán muchos los que eventualmente resulten protegidos, pero eso sí: quienes no cuentan con estatus migratorio tendrán que portarse bien. Lo que se ha abierto no es una amnistía, ni una legalización, sino un alivio temporal para casos especiales. Y todo dependerá de que los funcionarios federales obedezcan las instrucciones del ejecutivo

De cualquier manera, en la noche del 19, me fui a mi restaurante rioplatense preferido a escuchar las canciones de Serrat, Aute, y la nueva trova de la voz del cantante boricua David. Fue una noche para celebrar.

Tuesday, August 16, 2011

Pena de muerte para los indocumentados

Por Rafael Prieto Zartha

La osadía de los que abominan a los indocumentados supera los límites de la imaginación y para ratificar esta premisa a un político local del estado de Washington se le ha ocurrido que la solución para acabar con la “inmigración ilegal” es aplicar la pena capital a los que no tienen estatus migratorio.
Esa es la propuesta de Loren Nichols, aspirante al concejo municipal de la localidad de Kennewick, una ciudad de 78 mil habitantes, donde están radicados 18 mil hispanos, en su abrumadora mayoría mexicanos.
“A los ilegales se les debería haber disparado en la frontera”, dijo el veterano de guerra de 55 años a la estación de televisión local KEPR.
Previamente, Nichols había sido explicito sobre el establecimiento de la pena de muerte en una entrevista radial de 15 minutos en la emisora local KONA.
Su plan, propone darle 30 días a los indocumentados para que se vayan de Kennewick si es que “aprecian sus vidas”.
El político sugirió que la ciudad pague mil dólares por cada indocumentado, que los ciudadanos entreguen a las autoridades locales.
Contrario a lo que ha pasado con otros políticos, que han dicho que sus exabruptos han sido meros dislates, Nichols ha ratificado su posición a varios medios de comunicación
Al periódico Everett Herald le dijo que con “una muerte o dos se atraerá atención”, es decir que los indocumentados entenderán el mensaje y se largaran.
Para Nichols, la presencia de “ilegales” en Estados Unidos constituye literalmente una violación del país.
Aunque suene que su idea sea la de un loquito y sea improbable que la pena de muerte se aplique alguna vez contra los indocumentados, el que alguien contemple la adopción de una medida como esa es preocupante.
Y es asustante porque no es la primera vez que un político dice que hay que echarle bala a los “ilegales”. Además, de que las palabras no han salido de personas con un perfil tan bajo como el de Nichols.
En marzo pasado, el representante republicano a la Cámara Estatal de Kansas, Virgil Peck, dijo durante una reunión del Comité de Apropiaciones que a “los inmigrantes ilegales se les debería disparar desde helicópteros como a los cerdos”.
Como disculpa Peck indicó que estaba bromeando cuando soltó la frase y que estaba hablando solo como una paisano del sureste de Kansas.
En el otoño de 2010, representante republicano a la Cámara estatal de Georgia, John Yates, veterano de la Segunda Guerra Mundial, sostuvo durante un foro de candidatos, que la solución para parar la “inmigración ilegal” era “tirar a matar”.
Yates, quien se ratificó en su posición, propuso lanzar volantes en territorio mexicano, advirtiendo a los que tuvieran la intención de cruzar la frontera ilegalmente que se les mataría.
También, sugirió movilizar a la Guardia Nacional a la frontera y contener la “invasión” de la misma manera que se contuvo a Hitler y la Alemania Nazi en la última guerra mundial.
Más recientemente, en julio pasado, el representante estatal a la Cámara de Alabama, Mo Brooks, expresó que haría cualquier cosa diferente a dispararle a los “inmigrantes ilegales” con tal de sacarlos de su estado.
Este domingo 14 de agosto, durante una conferencia del sheriff del condado arizoniano de Cochise, Larry Denver, en Statesville, Carolina del Norte, uno de los asistentes sugirió sonriente usar armas de fuego contra los “ilegales”.
Mientras no haya una voluntad nacional de resolver el problema migratorio seguirá la monserga antiinmigrante que le da menos valor a los indocumentados que a los perros.
Es por eso que el presidente Barack Obama está en deuda con los millones de hispanos que votaron por él en noviembre de 2008, confiados en que el mandatario iba a cumplir su promesa de lograr una reforma migratoria, y no una deportación masiva.

Tuesday, August 9, 2011

Un millón de razones para no votar por Obama

Por Rafael Prieto Zartha

Los funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de la administración del presidente Barack Obama están haciendo todo lo posible para que quienes votamos por el actual mandatario en 2008, no repitamos el error en 2012.
Sus subordinados del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) ya completaron eficientemente el primer millón de indocumentados expulsados del país.
Pero no solo consumaron el primer millón de razones para no confiar en la palabra empeñada del presidente de “la esperanza” y el “sí se puede”, sino que John Morton, el director de ICE, se da el lujo de burlarse de 40 gobernadores del país con el programa de deportaciones Comunidades Seguras.
Después de que les ofreció el proyecto como un plan opcional y les hizo firmar memorandos de entendimiento, que no son otra cosa que contratos, ahora les cuenta que los acuerdos no tenían ninguna validez y que Comunidades Seguras es obligatorio para todas las agencias policiales del país y que no pueden decir ni mu al respecto.
Todo se dio después de que los gobernadores de California, Illinois y Massachusetts cuestionaron su participación en el programa.
Buen contraste, la valentía de Morton con los gobernadores con su actitud blandengue con sus subordinados, que en junio del año pasado pusieron en tela de juicio su autoridad sin que moviera una pluma.
En junio de 2010 el sindicato que representa a 7,600 oficiales y empleados de la agencia federal encargada de las deportaciones, emitió una resolución diciendo: “Es el deseo de nuestro sindicato dentro de ICE y de nuestros empleados de separarnos de las acciones del director Morton”.
Morton metió la cabeza en un hueco en el suelo como las avestruces, pero dejó el resto del cuerpo al aire para la expansión de Comunidades Seguras.
Comunidades Seguras, que es un sistema de informática de intercambio de información de ICE con otras organismos policiales se inició en 2008 en 14 jurisdicciones del país.
Actualmente opera en 1,400 jurisdicciones y clama haber deportado hasta el 30 de abril de este año a 77 mil indocumentados, de los cuales según ICE, 28 mil han sido criminales convictos de asesinatos, violaciones y corrupción de menores.
Yo me permito exteriorizar mis dudas acerca de las cifras de ICE, que seguramente están acomodadas.
En el otoño de 2006 estuve en el anuncio de la deportación de los primeros mil criminales por parte del programa 287g en Charlotte, en presencia de la exdirectora de ICE, Julie Myers, cuando las propias estadísticas del alguacil local señalaban que solo 31 de los expulsados habían cometido delitos agravados.
Ahora la situación es peor, porque ni ICE, ni el sheriff local dan cuenta de cuantos presos detenidos por Inmigración han pasado por la cárcel de Charlotte, en los últimos meses.
Desde mayo le hemos preguntado a ICE, que no contesta y yo se lo pregunté al propio alguacil, que dijo no saberlo.
Si esa es la transparencia con que la agencia federal maneja la información acerca de los indocumentados y lo mismo ocurre con la entidad local que le colabora, no me puedo ni imaginar cómo manejan los datos nacionales de Comunidades Seguras.
El portal de internet de ICE no ha actualizado la información de expulsados desde hace tres meses.
Ojalá la Unidad de Investigaciones de Univisión o un grupo similar metiera las narices en el asunto y esclareciera como ICE y sus agencias cooperantes recaban los datos.
Los que si no tienen ninguna duda acerca de sus guarismos son los del Centro Hispano Pew, que han contado 21 millones de votantes hispanos en el país.
Los manifestantes que acompañaron al congresista Luis Gutiérrez en su reciente detención frente a la Casa Blanca, le dieron a Obama hasta el 15 de agosto para que diera una muestra de respaldo a los indocumentados.
A lo mejor la carta de Morton a los gobernadores fue la respuesta.

Tuesday, August 2, 2011

George Ramos y los Jorge Ramos

Por Rafael Prieto Zartha

Uno de los sueños de mi vida lo truncó la implacable parca que se llevó antes de que nadie lo hubiera previsto a mi amigo el periodista George Ramos, uno de los ganadores del Premio Pulitzer en 1984 por una serie colectiva del diario Los Angeles Times sobre la comunidad latina.
No recuerdo exactamente si Ramos perteneció al reducido grupo que a mediados de la década de los setenta, escribió en una servilleta el deseo de formar la Asociación de Periodistas Chicanos de California (CCNMA), que fue la organización madre de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ).
La noticia de su muerte súbita fue tan grande, que no tuve alma para levantar el teléfono y averiguar con los amigos y colegas de hace 30 años si mi remembranza era correcta o errada.
A George lo prefiero recordar por sus bigotes, su enorme sonrisa, y su voluntad para enseñarle a las nuevas generaciones los secretos de esta maravillosa profesión del periodismo.
Deseo tenerlo en mi mente como a Frank del Olmo, quien también se nos fue muy temprano.
Y quiero recordarlos con la cara de felicidad que teníamos todos en una foto en la que aparecíamos tanto los periodistas latinos del LA Times que ganaron el Pulitzer, como quienes trabajábamos como periodistas para La Opinión en una noche de celebración inolvidable en el centro cultural Plaza de la Raza del Este de Los Angeles.
La última vez que me encontré con George fue a finales de junio en Orlando, durante la convención de la NAHJ en el reino mágico de Disney.
No me atreví a sugerirle que fuera cómplice de una idea que me había rondando durante años, porque un terremoto en la estructura de la NAHJ desvió mi atención y pensé que tendría tiempo de sobra para hacerle posteriormente la propuesta.
Tuve en mi mente realizar un panel en la conferencia anual de la NAHJ con los Jorge Ramos, para que hablaran de sus experiencias periodísticas y que el coordinador de la sesión fuera George.
En la mesa estaría Jorge Ramos, el presentador de Univisión, a quien conocí hace tres décadas recién desempacado de México, cuando era reportero de KMEX Canal 34 y el suscrito, reportero de La Opinión.
Compartiría espacio Jorge Ramos, el presentador del noticiero local de la estación de Telemundo en Nueva York, WNJU Canal 47.
A Jorge de Telemundo, puertorriqueño, lo conocí a finales de la década de los ochenta precisamente en Puerto Rico.
Estaba sentado a lado mío durante una sesión sobre la televisión hispana en Estados Unidos y yo le lancé una pregunta comprometedora a su jefe de la época, Carlos Barba.
Hace dos años me lo volví a encontrar en Puerto Rico y compartimos mesa como panelistas en una sesión sobre el idioma español en Estados Unidos, que coordinó la Academia Norteamericana de la Lengua Española.
El otro Jorge Ramos que hubiera estado presente sería el periodista deportivo uruguayo, que tiene su Banda en ESPN deportes, tanto en radio, como en televisión.
Coincidí con él cuando trabajé para CBS Telenoticias a mediados de los noventa en Miami.
Algunas veces presentaba los segmentos de deportes para el servicio de televisión panregional al que estaban vinculados Iván Kasansew, Omar Fuentes, Hernán Pereyra, Ramón Zayas, Manu Sánchez, Fredy Wiles, Horacio Scagliotti, Enrique De Renzis, Andoni Birruarena, Johani Ponce, Juan Domingo Chacoff y el “Ché” Marcelo.
Con “el relator de las Américas” escasamente crucé palabras, pero igual a los Jorge Ramos, pertenece a esa categoría sin igual de los que llevan ese nombre y están en los medios grandes de este país.
Seguramente George estará escuchándome allá arriba y se reirá de la pilatuna que yo quería hacer.
Es que en el periodismo de Estados Unidos cabe lo de “la importancia de llamarse Jorge Ramos o George Ramos”.