BITACORA

BITACORA

Tuesday, June 5, 2012


La purga de votantes

Por Rafael Prieto Zartha

La División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia ha tenido que tirarle las orejas al estado de la Florida para intentar frenar una preocupante purga de votantes de su padrón electoral, que eventualmente negaría la participación de electores legítimos, especialmente hispanos, en los comicios de 2012.
El gobierno federal hizo la advertencia que el proceso de cotejar los listados del Departamento de Seguridad en Carreteras y Vehículos Motorizados (DHSMV) con el Sistema de Registro de Votantes de Florida (FVRS) para descartar electores podría violar dos leyes fundamentales: el Acta de Derechos de los Votantes de 1964 y el Acta Nacional de Registro de Votantes de 1993.
La intranquilidad la consignó el Departamento de Justicia en una misiva, fechada el pasado 31 de mayo, que dirigió al secretario de Estado de Florida, Ken Detzner. 
La respuesta de las autoridades floridanas ha sido la de desafiar a los federales y continuar con el procedimiento de escarbar los listados y decantarlos mediante un cedazo, que también organizaciones independientes de defensa de los votantes consideran cuestionable.
El gobierno federal ha sido tajante en señalar que es ilegal que los padrones electorales sean depurados 90 días antes de una elección y en el caso de la Florida se están violando los plazos con los comicios primarios que se realizarán el 14 de agosto.
No solo eso, sino que indagaciones realizadas por los diarios Miami Herald de Miami y The Tampa Bay Times, han mostrado que la purga ha afectado de manera desproporcionada a sufragantes latinos y votantes demócratas.
Un análisis del Herald halló, entre una lista de 2,600 votantes potenciales considerados por el estado como inelegibles, que cerca del 60% eran hispanos.
Los medios han develado que las autoridades electorales del condado de Miami-Dade, enviaron 1,570 cartas de advertencia a posibles sufragantes irregulares, de los cuales la tercera parte aclaró de forma expedita su condición de ciudadanos, con derecho innegable al voto.
Este lío lo inició el gobernador republicano de Florida, Rick Scott, quien le solicitó al encargado del sistema electoral estatal Kurt Browning, que depurara las listas para eliminar a los empadronados que no fueran ciudadanos.
De pronto se proyectó que 182 mil individuos estarían inscritos irregularmente en el listado de votantes de la Florida.
La cifra podría interpretarse como nimia en un universo de alrededor de 12 millones de votantes floridanos, pero cada voto es preciado en el estado que decidió las elecciones presidenciales de 2000 por apenas 537 votos, cuando el padrón también fue purgado.
Aberrante que la actual administración estatal floridana pretenda menguar el voto hispano con esta medida truculenta de la purga del listado electoral y más aun cuando los latinos son apenas 13% del electorado estatal.
Pero, lo de la Florida no es un caso aislado: los defensores del derecho al voto afirman que a través del país existe un movimiento dirigido a perjudicar la capacidad de sufragio de las minorías.
En 32 estados se ha propuesto legislación para que expidan y se presenten obligatoriamente identificaciones electorales con foto para sufragar, algo que no ha sido una tradición nacional.
Los oponentes a los proyectos sostienen que el objetivo de la normativa es excluir a afroamericanos e hispanos de los precintos electorales.
Indiscutiblemente, que cambiar las reglas del juego a última hora es ilegitimo. Sin embargo, para un inmigrante latinoamericano como yo, es difícil de entender que los requerimientos para inscripción de votantes y ejercer el derecho al sufragio sean tan laxos en este país.
 Antes de ser ciudadano estadounidense, en las elecciones de mi país de origen, tenía que presentar la cédula de ciudadanía colombiana con mi foto y pintar uno de mis dedos con tinta indeleble, para evitar cualquier asomo de trampa.
Sé que la credencial de elector de México, que lleva foto, contiene 13 candados de seguridad.
En aras de la transparencia, para evitar problemas como los de Florida ¿acaso no sería conveniente aprender de los vecinos latinoamericanos?

Wednesday, May 30, 2012



 Bitácora
My status as a U.S. Hispanic
By Rafael Prieto Zartha
September 21, 2011
Years ago, while hanging out on the terrace of a Quito building, looking out at the perpetual snowcaps of the seven mountains where frozen water rests, the girl I was going out with at the time asked me why I answered that I was “of Colombian origin” when asked where I came from.
She, Ecuadorian and a patriot to the bone, chided me that the logical thing to do would be to respond simply with the nationality: Colombian.
I had to explain to her that my nationality would never leave me, that it was inscribed in my blood and my heart, that some of my ancestors had arrived in Nueva Granada practically with the conquistadors, that the others had been natives and that my last name un-capitalized is prieto, a synonym for black.
As far as why I used the words “of Colombian origin,” my argument was simple: I reminded her that as of that point I had lived in the United States for thirteen years, and that with time I had become more concerned with what was going on in the country I lived in than in the land of my birth.
This was the last straw. She called me a traitor to Latin America, a North American stooge and a man without national identity. What I told her next bothered her even more. I told her what I would end up being: a U.S. Hispanic.
I publicly confirmed that same self-description during an event, organized by Mexican cultural promoter Lucila Ruvalcaba, at the old Mint Museum in Charlotte, NC—the city where I live now. I have been living in the United States for 32 years and I decided to become a U.S. citizen.
I adore this country. I hate it when people speak badly of it due to preconceived prejudices—like I always say, the gates are very wide for those who don’t like it here and want to leave, and very narrow for those who want to come.
I rejoice in the Preamble to the Constitution, which talks about the pursuit of happiness; in the amendment to the Constitution guaranteeing freedom of expression; and in the poem engraved on the base of the Statue of Liberty, acknowledging that this is a nation of immigrants.
Here is where I found the true north of a just cause: the defense of honest undocumented immigrants who live defenseless in the shadows, for which I am constantly bombarded with hate mail online.
My friend Maria Peña, from the news agency EFE, defended me from some of these attacks a few days ago: “Immigrants like us who love our adopted country criticize and denounce injustice and inadequacy precisely because we are called to build a better country and—why not?—a better world.”
I have lived in Los Angeles, New York, Miami, Washington, and Charlotte—where I grew to understand the majority community, and those of Mexicans, Puerto Ricans and Cubans. And there is not a single Hispanic nationality with whom I haven’t worked or had contact with over the three decades I’ve lived in this land of liberty.
To the Hispanic women who were foolish enough to love and support me, I thank them their kisses.
Today I share the joy of celebrating Hispanic Heritage Month with 50 million U.S. Hispanic compatriots.
I wish for us to try to lay our ghosts to rest, to be more tolerant of each other, to repudiate Latinos who are ruffians, and that our “strength in numbers” refers not just to the size of our population, but to our political and economic power, our education, and our civic and social responsibility.
Rafael Prieto Zartha is the editorial director of Qué Pasa-Mi Gente newspaper, in Charlotte, N.C. He writes a weekly column that is distributed and published nationally on immigration and other relevant issues related to the Hispanic community.

Tuesday, May 29, 2012


A la espera del fallo de la Corte Suprema

Por Rafael Prieto Zartha

Se acabó mayo y quienes están interesados en el tema migratorio esperan con ansia cuál será el veredicto de la Corte Suprema de Justicia, en junio, acerca de la ley SB 1070 de Arizona, que permite los arrestos por sospechas de no tener papeles y criminaliza a los indocumentados.
¿Decidirá la Corte qué la legislación migratoria es una prerrogativa del gobierno federal? o determinará ¿qué los estados tienen la facultad de producir sus propias leyes inmigración?
Han pasado más de dos años, desde ese 23 de abril, cuando la gobernadora arizoniana Jan Brewer, después de firmar la ley, no supo responderle a los medios en español una pregunta simple: ¿cómo luce un indocumentado?
El argumento de los sectores proinmigrantes es que la ley promueve el perfil racial y los prejuicios contra los inmigrantes. Y en Arizona conocen de sobra lo que es discriminación por los abusos del alguacil Joe Arpaio, “el más duro del país”.
Pese a que la ley no entró en efecto en su totalidad porque los tribunales federales le pusieron un pusieron un pare antes de que entrara en vigencia, en julio de 2010, los ciudadanos de Arizona han experimentado las consecuencias de la intolerancia.
Medio año después de la proclamación de la ley, el estado había perdido más de 141 millones de dólares como resultado del repudio nacional a la normativa.
No obstante, el movimiento antiinmigrante se dedicó a promover la reproducción de la ley de Arizona en otros estados del país.
La promoción salió del grupo antiinmigrante Federación Americana para la Reforma de Inmigración (FAIR) y del escritorio del abogado Kris Kobach, actual secretario de estado de Kansas y asesor de inmigración del aspirante presidencial republicano Mitt Romney.
Por lo menos eso fue lo que anunció Romney, en enero, en un comunicado en el que elogió a Kobach, así como dos de los engendros del abogado: la ley de Arizona y una de sus hermanas subsiguientes, la de Carolina del Sur.
Aunque en los días de euforia por la aprobación de la ley de Arizona, los antiinmigrantes proyectaban que una veintena de estados establecieran normativas similares, lo cierto es que solo una minoría han expedido leyes como la SB 1070.
Hasta ahora solo Alabama, Carolina del Sur, Georgia, Indiana y Utah, mientras que 26 estados rechazaron en sus legislaturas iniciativas como la de Arizona, en 2010 y 2011.
Este año se han presentado propuestas como la de Arizona, en Tenesí, Misisipi, Misuri, Virginia Occidental y Kansas.
Sin embargo, la suerte de estos proyectos de ley depende de la decisión que tome el tribunal supremo respecto a la SB 1070.
Durante una audiencia desalentadora para la causa proinmigrante, el pasado 25 de abril, los jueces de la Corte Suprema se mostraron favorables a la ley de Arizona.
Incluso, la jueza hispana, Sonia Sotomayor, cuestionó los argumentos del abogado que retó la SB 1070.
Bajo ese tenor, en Alabama, el gobernador Robert Bentley firmó, el pasado 19 de mayo, una versión maquillada de la ley HB 56, que había proclamado en junio del año anterior.
El afán por cambiar la ley HB 56 se dio tras protestas de los rancheros del estado, que vieron como sus cosechas se pudrieron, ante la ausencia de la mano de obra inmigrante y la vergonzosa detención de dos ejecutivos extranjeros de la industria automotriz, uno  de Mercedes-Benz y otro de Honda, por carecer de licencias de conducir válidas de acuerdo con la legislación de Alabama.
También se tuvo en cuenta que entre los efectos económicos de la ley antiinmigrante estaban una pérdida en el producto interno bruto del estado de más de 10 mil millones de dólares, una merma de 140 mil empleos y 264 millones de dólares menos en ingresos por impuestos.
Pero tercamente, los legisladores y el gobernador de Alabama, emitieron la HB 658, que mantiene provisiones durísimas contra los inmigrantes. Dios quiera que la Corte Suprema decida lo contrario con la SB 1070.

Tuesday, May 22, 2012


No todos son Gabino
 
Por Rafael Prieto Zartha
 
Emocionante el grito que se escuchó en las inmediaciones de la Corte de Inmigración de Charlotte, Carolina del Norte, para respaldar al trabajador mexicano Gabino Sánchez, cuyo destino caminaba en el filo de la deportación.
“¡Todos somos Gabino!”: entonaron casi medio millar de personas que se congregaron, el martes 15 de mayo, para implorar que el hombre casado y padre de dos hijos estadounidenses se quedara en Estados Unidos, y el milagro se logró.
Pero, el milagro detrás de Gabino se llama Luis Gutiérrez, el congresista de Illinois, que  ha hecho del caso de Sánchez la muestra perfecta de las injusticias del desbarajustado actual sistema migratorio.
Gutiérrez se encontró con el caso de Gabino durante una escala que hizo en Charleston, Carolina del Sur, el 20 de noviembre del año pasado, en el marco una gira para expresar su oposición a las leyes estatales antiinmigrantes de Alabama y el estado surcarolino, que pretenden que se hagan arrestos indiscriminados por la sospecha de que individuos radicados en el país no posean papeles y criminalizar un estatus: el de indocumentado.
Sánchez, de 27 años, que había llegado a Estados Unidos hace más de una década, siendo todavía un adolescente, fue detenido por policía de la localidad de Ridgeland por una infracción de tráfico y no poseer licencia de conducir el 2 de noviembre de 2012.
No era la primera vez, que Gabino era blanco de los agentes locales, incluso la cuenta de lo que había pagado en multas de tráfico superaba los 3 mil dólares, pero fue la ocasión en que su condición migratoria irregular fue reportada a las autoridades de Inmigración.
Tras conocer la situación de Sánchez, el congresista Gutiérrez modificó su itinerario y regresó a Charleston el 30 de noviembre, para acompañar a Gabino a una presentación ante funcionarios del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE).
El trabajador de construcción y jardinero no fue deportado en primera instancia, pero su caso fue pasado a la Corte de Inmigración de Charlotte, donde ha tenido dos audiencias, en las que ha estado presente Gutiérrez.
La primera, el 13 de marzo y la más reciente, del 15 de este mes, en la que el juez a cargo de su expediente determinó suspender su expulsión del país hasta el 1 de febrero de 2013, cuando el mexicano tendrá otro día en corte.
El juez también autorizó que se le expida permiso de trabajo, y por consiguiente licencia de manejo, pero la espada de Damocles de la deportación todavía pende sobre la cabeza del mexicano.
Su abogado, Marty Rosenbluth, director ejecutivo del Proyecto de Derechos de los Inmigrantes de Durham, expresó su incomodidad de porque en el caso de Gabino, no se aplicó de una forma definitiva  la discrecionalidad administrativa promulgada por la administración del presidente Barack Obama, que protege a los inmigrantes que no son criminales.
Precisamente Gutiérrez se embarcó en la causa de Gabino para determinar que la política migratoria consagrada en el memorando del director de ICE, John Morton, de un alivio migratorio si se cumplía.
El legislador federal había advertido que si a Sánchez lo repatriaban, las buenas intenciones del actual gobierno de actuar sensatamente con las víctimas del actual sistema migratorio, quedarían en nada.
Respecto al resultado de la audiencia, Gutiérrez dijo: “es una victoria para Gabino, pero hay miles de personas que hoy no saldrán triunfantes de las cortes de inmigración”.
Y esa es la verdad, porque lo demuestran los 46 mil padres indocumentados de hijos ciudadanos, que fueron deportados el año pasado y los 5 mil niños ciudadanos que viven con sus progenitores en prisiones de ICE.
Lo prueban los resultados del análisis de los 300 mil casos por parte de la Oficina Ejecutiva de Revisión de Inmigración (EOIR), que ya examinó 180 mil, de los cuales escasamente 16 mil se salvarán de la deportación. Definitivamente no todos son Gabino.
Publicado el martes 24 de abril, 2011

El Día del Juicio de la discreción ejecutiva

Por Rafael Prieto Zartha

El congresista Luis Gutiérrez volvió al Sur del país para apersonarse de la situación de Gabino Sánchez, el indocumentado mexicano al que salvó de la deportación en un tribunal de Charleston, Carolina del Sur, y al que acompañó a su primera presentación ante a la Corte de Inmigración de Charlotte, Carolina del Norte.
Aquí, en la ciudad donde yo vivo, a donde fue transferido su caso, un juez y los funcionarios judiciales de ICE, determinarán el próximo 15 de mayo, cuál será el destino del albañil, que llegó a Estados Unidos siendo un adolescente.
Por eso, Gutiérrez vino a Charlotte, para preparar el terreno de lo que según, el propio legislador federal, será un martes histórico
Ese día se sabrá si el memorando de John Morton, jefe del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), que plantea priorizar las expulsiones de los indocumentados criminales en lugar de enfocarse en personas inofensivas como Gabino, tiene algún peso.
Eso fue lo que le dijo Gutiérrez a los medios de comunicación en español, teniendo a su lado a Gabino, a Laura, la esposa del inmigrante y al hijo mayor de los dos, Roger, que bordea los 7 años.
El representante a la Cámara por Illinois fue extremadamente claro: lo que está en juego es ver si la acción más osada que ha tomado la administración Obama para aliviar la separación de familias, que es la discreción administrativa, se cumple.
Cuando se dio conocer el memorando de Morton, en junio de 2011, fue percibido como la primera acción tangible del gobierno del actual presidente, de quemarse las barbas, por los hispanos en el asunto migratorio.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y los funcionarios de la agencia dedicada a la expulsión de inmigrantes sin estatus, estaban marcando un rumbo diferente, al de las deportaciones insensibles e incondicionales que alcanzaron números sin precedentes.
Hubo quienes agudamente interpretaron las nuevas directrices, como una jugada electoral del presidente para congraciarse con los votantes latinos, tras su fracaso en impulsar y aprobar la reforma migratoria y tampoco lograr pasar el Dream Act, como el estertor final de su mayoría demócrata, en ambas cámaras.
Pero el mensaje de la administración de Obama fue aún más contundente, cuando ratificó que la nueva política era una orden para todos los funcionarios de ICE y que incluso se revisarían 300 mil casos pendientes en la cortes, para evidenciar que su prioridad era la de sacar a los inmigrantes criminales del país y no a los buenos.
Desafortunadamente, la distancia entre las buenas intenciones de algunos funcionarios del gobierno actual se estrella contra la cruda y dura realidad.
Conversando informalmente con gente allegada a la corte de inmigración de Charlotte, fue claro que no se les había informado del memorando de Morton.
En el caso de Gabino la solución debería ser simple: que los fiscales adscritos a ICE retiraran el caso contra el indocumentado que terminó enredado en este lío por carecer de licencia de conducir y manejar sin el documento.
¿Posible? No lo sé. El problema es que el caso de Gabino subió a un tribunal de inmigración y los jueces son autónomos y no tienen porque seguir una directriz del ejecutivo.
Los que saben me han dicho que el caso de Gabino ha debido quedarse en la Oficina Ejecutiva de Revisión de Inmigración (EOIR), que si deben seguir las directrices del presidente, de Janet Napolitano, la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y de Morton.
Ahora, el reto de los oficiales de ICE es desempantanar casos como el de Gabino para que la credibilidad del presidente entre los latinos no termine mancillada, "en la punta del cerro".
Gutierrez ha pedido que la comunidad charlotense se presente en masa en las afueras de la corte, el día de la audiencia de Gabino.
Amanecerá y veremos, si Edward, el chiquitín de los Sánchez, de un añito, puede ser criado en este país -donde nació- por sus padres.

Tuesday, April 17, 2012

El amor de los hispanos por el trabajo duro

Por Rafael Prieto Zartha

De las 63 páginas del informe del Centro Hispano Pew acerca de los puntos de vista de los hispanos sobre su identidad, que se develó a principios de mes, se puede derivar tanto material como para escribir varios libros.
No obstante, el segundo capítulo del reporte, que corresponde a “la experiencia americana” o “la experiencia estadounidense”, merece ser resaltado porque confirma el indomable tesón que caracteriza a la comunidad latina que se ha afincado en este país.
“Más que el público general, los hispanos creen que el trabajo duro da resultados”, señala el informe.
El 75% de los encuestados en el sondeo, que fundamentó el reporte, expresó que la mayoría de la gente puede salir adelante aquí si está dispuesta a “trabajar duro”.
En comparación, de acuerdo a un estudio del Centro Pew, realizado en 2011, solo el 58% del público general consideró que trabajar duro podía conducir al éxito y 40% contestó que trabajar duro no garantiza triunfar.
En el caso de los hispanos, el concepto del trabajo duro como sendero de superación en la vida es compartido por los latinos que inmigraron a Estados Unidos y por los que nacieron en territorio del país.
El 77% de los hispanos inmigrantes se pronunciaron a favor del trabajo duro como ruta para
salir adelante y el 73% de los nacidos aquí manifestaron el mismo sentir.
Lo más relevante de esta porción de la encuesta, sobre el sentir de los latinos respecto a los beneficios de trabajar duro, es que el segmento que aseveró con más contundencia que laborar arduamente lleva al progreso fue el de los hispanos cuya preferencia de uso de idioma es el
español.
El 83% de los hispanohablantes dijeron que el trabajo duro es la clave del éxito frente al 71% de los latinos bilingües y 70% de los que prefieren hablar en inglés.
Los resultados del estudio son indudablemente un homenaje a los latinos que diariamente entregan sus músculos, sus pulmones, sus corazones y sus cerebros para contribuir al progreso de Estados Unidos.
El informe estampa el sello del trabajo duro realizado por los trabajadores agrícolas que pizcan frutas agachados en el Valle de San Joaquín o que en la misma zona recogen cebollas en la oscuridad de
las noches, ataviados con minilinternas adheridas a bandanas en sus cabezas, para evadir que la cosecha se haga de cara a los rayos caniculares del sol del día.
Las imágenes de esos seres, que parecían verdaderos extraterrestres en medio de una planicie sombría las plasmó el exasambleista Fabián Núñez en el documental “La cosecha de la vergüenza de California”.
El amor de los hispanos al trabajo ha estado más que demostrado en situaciones difíciles para el país.
Fueron los latinos los que se lanzaron a la tarea de limpiar los escombros dejados por los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, y parte de esos hispanos, muchos de ellos indocumentados, los que hanmuerto o se encuentran enfermos por el contacto con sustancias tóxicas en la Zona Cero.
Fueron los latinos, los que se lanzaron a reconstruir a Luisiana tras el paso del devastador huracán Katrina.
Son los hispanos, los que continúan trabajando duro en las plantas procesadoras de pollos y cerdos, y terminan con las manos mutiladas o deformadas afectadas con el síndrome
carpiano.
Son los albañiles mexicanos, quienes dicen que sus antepasados construyeron las pirámides aztecas y en las últimas décadas construyeron las pirámides de Charlotte -la ciudad donde vivo- los que han ratificado ese amor por el trabajo duro.
Y en cuanto al amor y respeto que tienen los latinos para Estados Unidos, el reporte del Centro Hispano Pew es más que diciente.
El 87% de los hispanos expresaron que este país brinda más oportunidades de salir adelante que sus países de origen.
Respecto a si volverían a repetir la experiencia de establecerse aquí, más del 80% de los que han estado en el país por más de seis años señalaron que no lo dudarían.

Tuesday, April 10, 2012

Los hispanos sí somos racistas

Por Rafael Prieto Zartha

El programa Al Punto, que presenta en Univisión Jorge Ramos, hizo en su más reciente edición una pregunta cuya respuesta es tan evidente como que el agua moja: ¿Somos racistas los hispanos? Por supuesto que sí lo somos.
Ya lo decía yo, en la columna que publiqué la semana pasada en Qué Pasa-Mi Gente: “Algo que casi nadie se atreve a reconocer la existencia de prejuicios recónditos con gente que es diferente a quien los siente. Unas cosas son las que se dicen en público a viva voz y otras las que se expresan soterradamente, que sacan los demonios existentes en el alma”.
Pero para encontrar a gritos el racismo latente en los corazones de los latinos radicados
en Estados Unidos y los sentimientos nacionalistas chauvinistas más cavernícolas basta navegar por la red. En la internet “googoliando” se halla la cloaca que tenemos dentro, en las más variadas versiones. Aparece en los comentarios que se hacen a las opiniones o cuando hay enfrentamientos deportivos.
La gente insulta con los peores calificativos a sus congéneres. Paradójicamente, la esencia del mal del racismo figura como si se escribiera en piedra con cincel en forma de humor. Los chistes racistas o de nacionalismo a ultranza se pueden leer o incluso ver interpretados en You Tube, por quienes hacen las veces de heraldos del gracejo y el ingenio.
Hay chistes contra negros, contra chinos, englobando a todos los orientales, contra gringos, para reírse de los blancos.
Y en cuanto nacionalidades, ni hablar.
Hay bromas contra los gallegos, para descalificar a los españoles. Desde España la
respuesta la expelen las bandas supremacistas.
Existen chistes de todos contra el supuesto carácter soberbio de los argentinos. Hay chispa humorística surgida en Argentina contra los bolivianos, en los que se que se les nombra con un mote de desprecio: “bolitas”. Los dardos también caen para los inmigrantes peruanos y paraguayos que se han establecido en la pujanza de sur rioplatense.
En Chile, el ingenio de Pepo, no dejaba ocasionalmente de tener aromas de chauvinismo en
boca de Condorito y sus amigos. Ahora me estrellé un internauta chileno que sugiere controlar la inmigración para evitar que los niños negros sean objeto de burla de sus compañeros de clase.
En los Andes el racismo es manifiesto contra quienes tienen origen indígena. En Bolivia, Perú y Ecuador, se “cholea” y esto se refleja en el humor virtual. Lo grave es que muchas veces el insulto lo lanza gente de evidentes rasgos aborígenes que parece que no han visto sus rostros reflejados en un espejo.
En Colombia, donde nací, la palabra para ultrajar a otro es “indio”.
En Venezuela, donde hubo inmigración portuguesa, italiana y española, algunos expresan prejuicios contra los “niches”, que es una forma de describir a los afrodescendientes.
En el Caribe, el dictador Rafael Leónidas Trujillo, realizó una matanza de haitianos pretendiendo que sus compatriotas en general podrían ser más claros por pronunciar claramente la palabra “perejil”.
Hoy en la red se puede develar como los dominicanos hacen chistes de haitianos, los puertorriqueños hacen bromas de los dominicanos y los cubanos hacen gracejos de los
puertorriqueños. El conocido comediante, Álvarez Guedes, tiene entre su repertorio algunos chistes de negros.
En Costa Rica las bromas se dedican a los nicaragüenses a los que se califica de “nicas regalados”. Las confrontaciones verbales entre mexicanos y centroamericanos cuando de futbol se trata por momentos hacen sonrojar a la vulgaridad misma. Los apelativos nacionales de “guanacos”, “catrachos” y “chapines” no se utilizan para hacer precisamente elogios, en los comentarios de mexicanos, salvadoreños, hondureños y guatemaltecos.
En México, la visión de algunos “güeritos” es que el resto de la población está integrada por "nacos”. Para una muestra palpable: vean al “Pirurris”.