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Wednesday, January 16, 2013


La infamia del DMV con los soñadores

 Por Rafael Prieto Zartha

Lo que está haciendo la División de Vehículos Motorizados de Carolina del Norte (DMV), con los soñadores protegidos por la acción diferida ordenada por la administración del presidente Barack Obama es miserable.

La política adoptada de suspender la emisión de licencias de conducir a los “dreamers” es un acto de patética cobardía, sazonada con salsa de la discriminación.

El sitio de internet de la división, adscrita al Departamento de Transporte de ese estado, era claro en señalar que entre los documentos básicos para lograr un permiso de manejar están el seguro social y el permiso de trabajo, asegurados por la acción diferida a los soñadores.

No obstante, a alguna mente torcida le dio por hacer consultas extras, con el propósito de perjudicar a los muchachos.

Así surgió la carta firmada el 10 de septiembre por el excomisionado de la división Michael Robertson, que solicitó concepto al procurador Roy Cooper, sobre la validez de entregarle las licencias a los dreamers. Y la ineficiencia de Cooper salta a la vista, dado que han pasado cuatro meses sin que se pronuncie oficialmente al respecto.

Ante el silencio del procurador, a los funcionarios antiinmigrantes del nuevo gobernador republicano, Pat McCrory, se les ocurrió tomar una medida administrativa para dejar sin licencias específicamente a los soñadores, clasificando sus permisos de trabajo como inaceptables.

De esta manera, Carolina del Norte se sumó a la lista de estados mezquinos: Arizona, Iowa, Michigan y Nebraska, que han cortando las alas los soñadores, al vedarles la posibilidad de conducir vehículos.

Qué contraste con Nevada, donde el gobernador republicano Brian Sandoval ordenó a su Departamento de Vehículos Motorizados expedir las licencias con una explicación lógica: Si el permiso de trabajo que se da a los soñadores es emitido por el Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS), entidad que pertenece al Departamento de Seguridad Nacional (DHS), este es un documento con el suficiente valor para conceder los certificados de manejo.

Lo que han entendido, además de Nevada, California, Florida y Connecticut, es que a los soñadores se les ha otorgado un estatus temporal para permanecer en el país mediante una orden del ejecutivo, que se debe respetar. Por eso no hubo oposición en esos estados para la emisión de los permisos de conducir para los dreamers.

Las organizaciones de estudiantes indocumentados de Carolina del Norte están recomendando a los soñadores que continúen aplicando para la licencia de conducir, dado que “de facto” muchos la recibieron cuando el DMV había optado inicialmente por entregar el documento sin restricciones.

El cambio de mente se dio después de que la portavoz del DMV norcarolino, Marge Howell, había dicho al periodista Franco Ordoñez, de la cadena de periódicos McClatchy, que los dreamers recibirían el permiso de conducción.

Los soñadores han respondido a la medida que le conculca el privilegio de manejar como una declaración de guerra del estado de Carolina del Norte y de la administración de McCrory.

La acción de los subalternos del nuevo gobernador cae en una grosera discriminación, por parte de funcionarios de una dependencia estatal que en su ineficiencia todavía no se ha enterado que el Servicio de Inmigración y Naturalización (INS), desapareció desde el 1 de marzo de 2003.

Casi una década después, las referencias de documentos requeridos para los solicitantes extranjeros de licencias de manejo, nombran al INS como una agencia viva en la página virtual de DMV.

Y en una respuesta a una pregunta mía, la vocera del DMV norcarolino confundió el Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS), que expide los permisos de trabajo, con el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), que se dedica a las deportaciones.

El DMV es ignorante sobre los cambios que han ocurrido en las entidades federales, pero increíblemente hábil para fregar a los soñadores.

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