El saboteo contra la acción
diferida
Por Rafael Prieto Zartha
En cualquier país del mundo despedirían a un
funcionario que se manifiesta públicamente contra las ordenes del ejecutivo,
especialmente si el empleado pertenece a de una agencia oficial en la que los
burócratas portan armas.
Sin embargo, en
los Estados Unidos del siglo 21, empleados de las agencias de inmigración
pueden decir lo que se les venga en gana, incluso promover que no se sigan
directrices presidenciales, o de sus superiores, sin que les pase nada.
Eso es lo que ha estado sucediendo con Chris Crane,
presidente del sindicato de empleados del Servicio de Inmigración y Aduanas
(ICE), quien el pasado jueves 26 de julio se apareció en una conferencia de
prensa para despotricar contra la acción diferida otorgada a estudiantes
indocumentados por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), que suspenderá
la deportación de los soñadores en los próximos dos años.
En el encuentro con los medios, Crane dijo: “durante
los últimos tres años y medio hemos estado tratando de trabajar con esta
administración, desde el director (John) Morton hasta la secretaria (Janet)
Napolitano, quienes no se han reunido con nosotros... hemos estado en la Casa
Blanca y hemos tratado de hablar con esos tipos y básicamente ellos no quieren
escuchar nuestras preocupaciones. No desean trabajar con nosotros para nada”.
Esa es la posición de Crane, que pretende que el
gobierno siga su parecer y se desconozcan las indicaciones del ejecutivo.
¿Desde cuándo los pájaros le tiran a las escopetas?
¿Desde cuándo los superiores de Crane, el director de
una agencia federal, la secretaria de un departamento nacional, y la Casa
Blanca, tienen que rendirle cuentas sobre una
política ejecutiva a un agente de bajo rango?
Crane se presentó a la conferencia de prensa, que organizó
el conocido senador antiinmigrante Jeff
Sessions, opositor intransigente al presidente Obama.
Sessions, quien acusó a la NAACP, la principal
organización afroamericana del país de ser un grupo de inspiración comunista y
ha bromeado con las razones para no pertenecer al Ku Klux Klan,
calificó la media del gobierno como una “amnistía”.
En la presentación ante los medios, Crane se presentó
junto con George McCubbin, presidente
del sindicato de agentes de la Patrulla Fronteriza (CPB), al que están
afiliados 17 mil oficiales.
McCubbin dedicó su exposición a criticar a Napolitano
y las cifras que usa el DHS para señalar que la frontera está más segura ahora.
Crane tiene un historial de rebeldía contra las
directrices de la administración de Obama.
En 11 de junio de 2010, dio a conocer un voto unánime
de desconfianza contra el director de ICE, John Morton, en representación de
los 7,600 oficiales y empleados de ICE.
“Es el deseo de nuestro sindicato dentro de ICE y de
nuestros empleados de separarnos de las acciones del director Morton”, consignó
el documento.
Según Crane, Morton había “abandonado” la misión
principal de ICE de aplicar las leyes de inmigración y proteger la seguridad
pública.
El 26 de julio de 2011, Crane se presentó ante el
Subcomité Judicial de Inmigración de la Cámara de Representantes, diciendo que
agentes de ICE habían tomado vacaciones para realizar piquetes de protesta
públicos en contra de las políticas ordenadas por sus jefes.
Lo voy a recordar por tercera ocasión: en agosto de
1981, un presidente con agallas, Ronald
Reagan despidió de un plumazo a 11,345 integrantes del sindicato de
controladores aéreos, dos días después de que se declararon en huelga.
Lo que ha estado haciendo Crane son actos de
insubordinación, que ameritarían una sanción ejemplar.
Pero, de los
funcionarios de ICE se puede esperar cualquier cosa. Hicieron del programa de
discreción procesal un fracaso.
Ahora, todos tenemos que permanecer con los ojos
abiertos para que no pase igual con la acción diferida.
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