Fue la
inmigración, estúpido
Hay que
recordar que el político cubanoamericano fue el principal escudero del gabinete
de Bush para impulsar el proyecto de reforma migratoria integral, que murió el
28 de junio de 2007.
En una
epifanía generada por el abrumador rechazo de los votantes latinos a la
política antiinmigrante de Romney y la perspectiva de que el partido de los
elefantes no vuelva al poder por alienar al electorado hispano, igual que
ocurrió con los afroamericanos, Gutiérrez se ha transformado en el nuevo
paladín de la reforma migratoria integral y en un defensor a ultranza de la
comunidad hispana.
Está
acusando a la ultraderecha de su partido de haber causado el desastre, por su
intolerancia. Ya anunció la conformación de un Comité de Acción Política, Republicanos
por la Reforma Migratoria, con el abogado Charlie Spies, que recaudó millones
de dólares para Romney. La diferencia es que esta vez el dinero se usará para
apoyar a políticos republicanos que respalden la reforma migratoria y atacar a
los que la obstruyan.
Gutiérrez
ha recorrido los programas de televisión de política, con un mensaje que se
podría equiparar al de la campaña del expresidente Clinton en 1992, con el que
logró la presidencia: “es la economía, estúpido”.
Así que:
“Fue la inmigración, estúpido”,tendría que ser el lema simple del exsecretario
de Comercio, para explicar la derrota de Romney y su ímpetu por la reforma.
Otros
republicanos prominentes han reconocido la necesidad de sacar adelante un
cambio integral en las leyes migratorias. El excandidato presidencial, John
McCain; el senador de Carolina del Sur, Lindsey Graham; el presidente de la
Cámara de Representantes, John Boehner; el líder de la mayoría en la Cámara,
Eric Cantor; el exgobernador de la Florida, Jeb Bush; y el congresista
floridano Marío Díaz-Balart, esntre otros, se han pronunciado por una solución
al problema.
Hay
algunas cosas básicas que los republicanos tienen que entender para ganarse el
corazón de los latinos conservadores, en esta oportunidad que se les presenta.
La mayoría
de los hispanos detesta que a los inmigrantes que carecen de estatus migratorio
se les llame “ilegales”, prefieren que los identifiquen como“indocumentados”.
Tampoco
consideran sensible que a los trabajadores inmigrantes se les defina como “criminales”,si
no han cometido delitos que ameriten ese calificativo, que en español, que se
asocian con “homicidas”, “ladrones”, “violadores”, “corruptores de
menores,“narcotraficantes” o “delincuentes comunes”.
La
legalización de los trabajadores sin papeles debe contemplar una vía a la
ciudadanía, para no crear una masa de gente residente de segunda clase en el
país
A los
hijos de indocumentados nacidos en Estados Unidos, que por consiguiente son
ciudadanos, no se les debe aplicar el rótulo de “niños ancla”, ni promover
quitarles su derecho a ser estadounidenses.
No hay
quienes no reconozcan que el inglés es el idioma del país, y que es necesario
aprenderlo, pero oficializarlo solo busca conculcar derechos adquiridos para
que sectores de la población comprendan asuntos fundamentales, en salud o
leyes.
Los
soñadores y los trabajadores agrícolas deben ser incluidos en la solución
definitiva. Y por favor, no revisitar nunca el concepto de “autodeportación”
Se
entiende que las medidas para asegurar las fronteras son necesarias y que tras
una legalización, quienes ingresen al país lo tendrán que hacer bajo las normas
migratorias, de acuerdo con el mercado laboral.
Entre
tanto, un grupo de pastores evangélicos pidió en Washington, que la reforma
comience a debatirse 92 días después de la posesión de Obama y yo estoy
esperando “los regalos”, que según Romney, me envió el presidente por ser
hispano y minoría.
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